Enrique de Diego.
Beatriz Talegón eres patética. Te pierde el afán compulsivo de protagonismo y vas a quedar calcinada por el fulgor de la publicidad efímera. Que una señorita nacida en Madrid y criada de Guadalajara sea ahora el icono de los proetarras y de los separatistas catalanes es o de chiste o de frenopático. Hay en ello virtud y beneficio para la Patria, Beatriz, porque poniéndote tú en ridículo les pones a ellos y te conviertes en su contradicción última.
Has pasado, en corto espacio, del internacionalismo socialista al aldeanismo paleto. Si no fueras tan banal y tan ridícula, habría que tenerte por traidora y dar un juicio justo. Ni eres María Pita, Beatriz Talegón, ni Agustina de Aragón, que nació en Barcelona, eres una simple vendepatrias de baratillo, que dices que no cobras, aunque no te creemos, que llevas viviendo de esto, de la farsa politicastra, desde los ya lejanos tiempos en que servías comida rápida imperialista en Alcalá de Henares.
Durante tus diez minutos de gloria, te admiramos. Cuando en Cascais, en la reunión de la Internacional Socialista, afeaste que se reunieran a hablar de la crisis en un hotel de cinco estrellas. Si bien, tras el fulgor mediático, se abrieron algunas evidencias en la mente: que tú estabas en el mismo hotel de los que criticabas y que vivías del cuento. Has hecho de la política tu profesión y ahora andas descolocada, necesitada de estar en los focos, al precio que sea, y te estás degradando.
Empezaste de concejal del Ayuntamiento de Cabanillas del Campo y de ahí, casi sin solución de continuidad, pasaste a la secretaría general de la Unión Internacional de las Juventudes Socialistas. Otra evidencia es que provenías de uno de los socialismos más corruptos del planeta, el castellanomanchego, el de José Bono, con su multimillonario patrimonio inmobiliario y su cuenta de 160 millones en Las Bahamas, y tú has callado, has mirado para otra parte y has tragado. Tus tragaderas son inmensas. Como jefa de todos los jóvenes socialistas, vivías en Viena, diez días, los otros veinte estabas viajando. Eres puro sistema, infecta casta.
En 2.015 dejaste el PSOE que te había amamantado. Hay episodios en tu biografía delirantes, que indican que eres una descentrada. ¿Cómo explicar que el 23 de octubre de 2.015 presentaras, con Baltasar Garzón, un nuevo partido llamado ‘La izquierda’ -no os devanasteis los sesos con el nombre- y a la semana ya estabas fuera por discrepancias con Baltasar Garzón. ¡Eráis dos y mal avenidos! ¡Vaya par!
Todo el caos de tu vida política tiene un pase, puede resultar gracioso, hasta este desfonde moral de lacaya del separatismo, de odio a España y a la libertad, de inmundicia pequeño-burguesa, de espasmos de corista política de los sediciosos, de hermana pequeña de Pilar Rahola con olor a tocino manchego. Los separatistas no pagan traidores. Serás utilizada un tiempo, sabiendo que te gusta más una cámara que a un tonto un lápiz, y luego te dejarán en la estacada. No eres graciosa ni provocadora, Beatriz. Eras una simple traidora.