Editorial.
Resulta gravemente incoherente considerar como abominable un gobierno del PSOE con Unidas Podemos con el respaldo de los separatistas y no considerar un beneficio para la nación que no salga adelante. La derecha alicorta ha hablado de la «pandilla de Sánchez» pero ha apostado porque esa pandilla formará Gobierno. Resulta demencial que un partido que ha tenido responsabilidades como el PP sea capaz de no impedir esa deriva, más aún que Ciudadanos haya sido incapaz de evitar esa línea mediante una abstención que hubiera desbloqueado la situación, El discurso y la actitud de Rivera nos ha parecido adolescente. En el caso de Vox, resulta comprensible su voto dadas las diferencias con el PSOE: ideología de género, memoria histórica, colectivo LGTBI, inmigración.
Haber asumido Pedro Sánchez un Gobierno bicéfalo con Podemos hubiera sido un suicidio de la nación, que habría abocado al derecho de autodeterminación y a la ruptura de la unidad de España. Palabras mayores, con los separatistas con la llave de la ha querido. Queda en el subconsciente colectivo que la pareja de Gakaoagar ha querido resolver sus problemas personales. Podemos ni tan siquiera aseguraba la gobernabilidad.
Mejor es un horizonte de elecciones anticipadas que un panorama inestable y aterrador. La nación puede entender que la nación afronta un reto en el que el PSOE es el único que tiene capacidad de formar Gobierno, la derecha acude dividida entre un liderazgo débil, Pablo Casado, y un liderazo desnortado y que sobreactúa, Albert Rivera, y que ha abandonado Cataluña, y Podemos merece desaparecer por el sumidero de la Historia en medio de pequeñas mezquindades. Constatamos que Pedro Sánchez es el único que ha estado a la altura de las circunstancias. España está en juego y en peligro.