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La vieja guardia del PP conspira contra Isabel Bonig

Redacción




Josep Sansano.

Pocos aquelarres han sucedido de forma tan pública como la bochornosa cena en la que el pasado viernes 19 de Julio se dieron cita los fósiles vivientes mas apolillados del Partido Popular Valenciano.

El restaurante La Ferradura en La Patacona fue el escenario de un encuentro pepero del que sorprendentemente poco se ha hablado teniendo en cuenta el profundo calado político quede lo que allí sucedió, y las terribles implicaciones que esconde para Pablo Casado Blanco

Ante la presidencia estelar de los poli imputados Francisco Camps, ex presidente de la Generalidad Valencia y Carlos Fabra, suertudo ex presidente de la diputación de Castellón y terror de las administraciones de lotería de media España, desfilaron todos y cada uno de los carcamales de la vieja guardia del PP valenciano. La excusa era un encuentro de amigos en el que debatir sobre el futuro del partido, la realidad, era urdir la caída de Isabel Bonig.

Esta última declino la invitación de asistir, ofrecida en última instancia para despejar posibles acusaciones de conspiración, y dejando vía libre a sus detractores para dar un espectáculo digno de ser recordado en todas y cada una de las campañas políticas venideras. 

La débil e inepta dirección del PP Valenciano, ponía a los comensales en bandeja de plata la posibilidad de establecer un debate constructivo alrededor de una verdadera reforma de la organización. La oportunidad se dejó escapar sustituida por una mal entendida nostalgia y ensalzamiento del peor PP. Camps sentó el tono del encuentro con la triste frase, «Vale la pena  tener imputaciones si el partido sale adelante». Ni el propio Barcenas podría haber titulado mejor sus memorias en B. 

Junto a viejas glorias como el ex senador Pedro Agramunt (organizador del evento), los ex consellers zaplanistas Fernando Castelló y Fernando Villalonga, ex diputados como Eduardo Ovejero, Miguel Ángel Mulet, Marisol Linares o Andrés Ballester, de dejaron ver algunos miembros del Congreso como Vicente Ferrer y Juanvi Pérez,, o concejales como la joven edil de Calig Lucía Clemente Gargallo, que aparcó sus planes de abandonar el partido para sumarse a la cena e incluso disponer de su turno de palabra ante los asistentes.

Lejos de tratarse de una anécdota, la concejal del pequeño pueblo asistió respaldada por el mismísimo Teodoro García Egea. El número 2 de Pablo Casado fue informado en todo momento del evento, y mediante sus peones lo respaldó enviando un mensaje muy claro, Pablo Casado estaba con ellos y no con Bonig. Clemente Gargallo, al igual que otros cargos del partido, amagó recientemente con abandonar la formación ante la supuesta persecución de sus propios compañeros de filas por su respaldo a Pablo Casado en vez de a Saez de Santa María, la candidata de Bonig para presidir el partido. Parece que el renovado apoyo de la dirección nacional a la vieja guardia ha hecho a más de uno replantearse sus convicciones . 

Con los hados de cara y Fabra como invitado, los billetes de lotería se agotaron en min