Miguel Sempere.
Pedro Sánchez da por rotas las negociaciones con Podemos, tras descalificar la consulta a las bases. Pablo Iglesias, buen padre, necesita el sueldo de ministro, con sus prebendas y privilegios. Se va a quedar con las ganas. Su partido está en caída libre, no tiene suelo. Iñigo Errejón está dispuesto a jugar el papel del traidor. Ya dice que hay sitio para una fuerza progresista no sectaria. Esa fuerza es el PSOE. Estamos de nuevo en la casa común de la izquierda. Unas nuevas elecciones pueden ser letales para Podemos, que ya ha perdido toda novedad, todo sex appel.
Pedro Sánchez se sabe ganador. No tiene contestación interna. ¿Cómo podría tenerla? Quiere girar al centro. No se entiende a estas alturas el empecinamiento de Ciudadanos en votar no la investidura de Pedro Sánchez. Eso es entregarle a los separatistas o a unas elecciones anticipadas con posibilidades de acercarse a la mayoría absoluta.
Para su estrategia de liderar el centro derecha su postura es pésima. Lo que le conviene es cortarle el aliento a Pablo Casado y en cuatro años acabar con él, sometiéndole a un duro degaste y al horizonte de una debilidad económica. Rivera siempre dejar sus posibilidades. La izquierda unida al centro liberal tiene el horizonte despejado, mientras el PP, acuciado por Vox a su derecha, languidece.
Pedro Sánchez se encamina hacia un debate de investidura que va a ganar de calle, aunque la salida sea elecciones anticipadas.