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Una historia de pateras y servicios secretos (II)

Redacción




Mike Sala.

Durante el rato que hemos caminado hacia  la cafetería-restaurante, apenas 20 minutos, la temperatura ha subido tanto que antes de llegar al establecimiento ya hemos decidido que comeremos en el interior. “No puedo entender cómo los turistas se ponen a comer fuera, aunque sea a la sombra, con la que está cayendo”, dice mi amigo conforme nos acercamos a la gran puerta de entrada del local. Lo cierto es que tampoco yo acierto a comprenderlo. Pero ahí están, heroicos, un buen número de asiáticos deseosos de asimilar todo el ambiente callejero de Madrid aunque ello les valga un buen desmayo causado por golpe de calor.

Pelea en el Raval de Barcelona. /Foto: elindependiente.com.

“Elijan ustedes la mesa que quieran, que ahora les atenderán”, nos dice un camarero  mientras deposita en la barra los restos de las consumiciones que ha recogido de la terraza.

Es casi la una de la tarde. El comedor, francamente cómodo y acogedor, está separado de la cafetería por un precioso biombo de cuatro cuerpos y dos macetones con plantas de unos dos metros de altura que, si no son naturales, desde luego lo parecen. La temperatura en el local es perfecta para mí. Fresca, con ese frío al entrar que luego se va acomodando hacia un bien estar que te hace plantear si no te quedarías a vivir ahí todo lo que resta de un mes de julio en el que las calles de Madrid, cuando el calor sofoca en la sombra y abrasa en el sol, se van quedando paulatinamente desiertas hasta que recuperan su ritmo de vida habitual hacia finales de agosto.

Antes de sentarme a la mesa he pasado por el servicio de caballeros. Al volver, mi amigo está tomando una cerveza mientras examina el menú. Me ve llegar desde su posición, de espaldas a la pared, dominando un comedor todavía vacío. Señala una Coca-Cola con hielo al lado del salero, extendiendo el dedo índice de la misma mano con la que sostiene su cerveza. “Ya he pedido yo por ti. Ya veo que sigues sin beber otra cosa que no sea eso. Eres de gustos fijos”, bromea. Aparto la mirada de la lista de platos combinado para contestarle: “A veces bebo Pepsi para la gente vea que sé cambiar cuando es necesario”.

Se acerca el camarero a tomar nota. Pido un plato combinado que causaría pesadillas a un vegetariano, mientras que mi amigo se decide por otro con ensalada y variedad de pescados a la plancha.

Mientras esperamos se enciende la televisión del comedor y vemos imágenes de un noticiario en el que aparecen unos manteros corriendo por las ramblas de Barcelona. Parece una grabación echa con un móvil. Los manteros se pierden entre la multitud, corriendo en direcciones diferentes. El vídeo vuelve a enfocar el lugar desde el que provenían y hace zoom. Dos agentes de la Guardia Urbana caminan tranquilamente en la misma dirección por la que huyeron los manteros.

.- ¿Y para qué van a correr tras ellos? ¿Para verlos al día siguiente vendiendo en el mismo lugar? – señala, mientras echa un vistazo rápido al móvil que tiene en la mesa. – Yo no lo haría si fuera uno de ellos; y menos con la alcaldesa que tienen allí ahora. A ella cualquier cosa que perjudique al turismo y a la imagen de  Barcelona le va bien. No interesa tocar ni a manteros ni a okupas. Y si te excedes en tu trabajo, o te defiendes, te cae un expediente de suspensión de empleo y sueldo tres meses. Ésos no trabajan por amor al arte. Están ahí porque tienen buenos sueldos y muchos días libres al cabo del año. Ya sabes lo que hay en algunas policías locales por toda España.

Al cabo de un rato se acerca el camarero con nuestros platos combinados.

.- ¿Alguna cosa más, los señores? – pregunta.

.- Todo está bien; gracias. – le digo mientras comienzo a cortar el filete, que está tan poco hecho que sangra.

.- ¿El filete está a su gusto? –  se interesa.

.- Está perfecto para mí. Solo le falta echar a andar. Muchas gracias.

Mi amigo le observa alejarse hasta que desaparece por el fondo, tras el biombo. Después, me mira con un cierto asco.

.- ¿Pero cómo puedes comerte la carne así? Un día vas a coger lo que no tienes y acabarás con una infección de caballo. – me riñe mientras desbloquea la pantalla de su móvil para enseñarme algo.

.- La Coca-Cola me inmuniza y me mantiene joven – le digo mientras miro lo que pienso que iba a ser alguna foto y que resulta ser una lista de nombres en un archivo PDF. Leo los primeros mientras mastico. La carne está realmente sabrosa. De los cinco primeros que aparecen en la pantalla, solo conozco al tercero. Incluso le conocí en persona cuando aún no peinábamos canas, aunque solo cruzamos un par de frases. Un reportero gráfico que se las daba de intelectual escribiendo artículos para revistas generalistas. Alguna vez apareció en alguna tertulia de televisión para no aportar nada. Pongo la pantalla entre su plato y el mío, de modo que podemos leerla los dos con comodidad mientras seguimos comiendo.

.- El tercero, – le comento mientras él ataca una pequeña sepia a la plancha moteada de perejil – Éste me suena mucho. Era un empresario del espectáculo que se codeaba con famosos que salían a todas horas en televisión. Les promocionaba y hasta les hacía de camello trayendo farlopa desde Marrakech a España. Le trincaron los polis marroquíes por lo que tenía toda la pinta de ser un chivatazo y le tuvieron un mes en un calabozo sin que pudiera ver a un abogado ni comunicarse con nadie. ¿Qué fue de él?

.- Cuando volvió a España había perdido unos quilos y un par de dientes. Los dientes se los puso en seguida. De los kilos perdidos dijo que se había hecho una lipo en Marrakech. Desde su regreso se dedicó a espiar a los del mundillo de la farándula y sus conexiones con políticos e industriales para Marruecos. Todos sabemos que hay famosas, y algún famoso, que se prostituyen para engordar sus cuentas corrientes, y sus clientes van desde millonarios discretos hasta píos personajes del Opus, pasando por todo el arco político mediático nacional. Pero este tipo era tan idiota que le trincaron en seguida. Poco después comenzó su sonada ruina económica, hasta que le dio un ictus que se lo llevó por delante unos días después.

Entiendo. Durante mucho tiempo, y puede que aún hoy día, Marrakech ha sido uno de los lugares favoritos de los turistas españoles real o pretendidamente adinerados. Como en otros tiempos Tánger o Casablanca, Marrakech ha dado para mucho. Tiene una ciertamente potente actividad económica para lo que es en sí Marruecos y, en otros aspectos, es una ciudad de alrededor de un millón de habitantes en la que puedes encontrar habitualmente algunos hombres y mujeres de negocios belgas, franceses, alemanes, españoles, italianos, rusos…, que han ido a pasar unos días de asueto, si por tal entendemos el buscar privacidad para ciertas perversiones que van desde el consumo de sustancias hasta las fiestas privadas sexuales más variadas. Y de vez en cuando, como le ha sucedido a más de uno  (y una)  en Cuba, éstos vuelven a sus hogares europeos para recibir tiempo después la visita de alguien que les entrega un pendrive con sus más variopintas andanzas sexuales en vídeo y la promesa de que si no obedecen, sus aventuras se harán públicas, desencadenando un infierno de consecuencias profesionales y personales fatales. Y curiosamente, los servicios marroquíes no son los que más partido sacan de ello. Son agentes de otros países quienes se desplazan también como turistas para este tipo de trabajos. Y aunque alguien puede pensar que esta clase de “trampas” se pueden tender en cualquier otro país de Europa sin necesidad de seguir a nadie hasta el norte de África, no es menos cierto que hay ciudades y países donde es más factible, mucho más barato y mucho menos arriesgado usar a menores prostituidos para arruinarle la vida a cualquier degenerado sin escrúpulos.

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Voy desplazando la lista. Hay unos treinta nombres de hombres y mujeres. Me detengo en otro. Un cantamañanas integral de la política que tuvo su momento de gloria durante unos pocos años y se confesó partidario de la alianza de civilizaciones de Rodríguez Zapatero, con lo que dejó con la boca abierta a muchos de sus compañeros. Como por arte de magia desapareció de los medios directo al olvido cuando un periodista desveló sus andanzas empresariales al amparo de su cargo de influencia.

Lo señalo en la lista con la punta del cuchillo.

.- ¿Y éste, que ha hecho? No es el de las movidas aquellas de alguna ONG con escándalo económico?

.- ¿Éste? Pues ahí donde lo ves es un gran amigo de personas influyentes en Argelia. Se quemó en Marruecos. Pero no lo quemaron los marroquíes. Lo quemaron un par de periodistas de los que van de independientes, que le investigaron durante un par de años e hicieron una serie de reportajes que, si se hubieran publicado, le hunden a él, a su familia y a algún otro personaje público en la más absoluta miseria. ¿Sabes lo que pasó al final? Que la serie de reportajes nunca se publicó. El director del medio en cuestión recibió dinero y un auto nuevo, lo mismo que los dos periodistas. Así que el público nunca se enteró de nada, el personaje en cuestión desapareció de la primera línea de titulares e informativos. Ahora hace años que está de subdirector encubierto de una de tantas ONGs que asiste a los pateros. Igual lleva unos diez años en eso. Gana mucho dinero y le permiten seguir con sus negocios. Precisamente éste es al que quería que llegaras.

.- ¿Y tan importante era este hombre para el sistema, como para eliminar los reportajes, o todo fue para proteger a alguien más?

Para de masticar un segundo. Traga, da un sorbo a la cerveza y me contesta mientras mira hacia el biombo del fondo.

.- Ya te lo imaginas. Resulta que ese imbécil habla mucho cuando se pasa de copas. Y lo suyo es pasarse de copas cada vez que bebe. Si hubiera sido por él solo, le habrían dejado caer. Pero ¿y si se ponía a largar antes de llegar al suelo? Así que le buscaron acomodo después de darle un buen susto, y ahí le tienes. De desapercibido subdirector de una ONG de las que apenas sale en los medios, viajando a Argelia varias veces al año. Hace sus negocios, y de paso supervisa los campamentos donde se reclutan los pateros para lanzarlos al mar.

Mi filete casi ha desaparecido ya del plato. Voy por lo demás antes de que escape. Con la comida no hago prisioneros. Seguimos solos en el comedor. El camarero asoma por el biombo y se acerca para ver si queremos alguna cosa más antes del postre, al tiempo que mi amigo bloquea el móvil. Le pido otra Coca Cola bien fría. Él, otra cerveza. Antes de que vuelva con las bebidas, mi amigo sigue contándome sobre el personaje.

.- Pues este tío es el responsable de que haya conservas de algún banco de alimentos que se desvían desde España hacia Argelia. Yo no sé quién está más arriba de él en esto, pero el caso es que hay familias necesitadas que pasan con lo justo  mientras un buen montón de pateros comen carne de primera guisada con patatas y enlatada con el logotipo de ciertas marcas que están donando esos alimentos pensando que hacen una buena obra sin saber que alguien les utiliza para alimentar a estos otros.

Le hago un gesto con la mano, para que pare. Cuando el camarero se aleja después de dejarnos las bebidas, le pregunto directamente.

.- Una excooperante me contó que en ciertas pateras siempre hay tres o cuatro individuos que en cuanto llegan a tierra desembarcan de los buques de rescate, sacan sus móviles y hacen unas llamadas. Quiero saber si esos teléfonos con tarjetas en uso son suyas, como pasa con los pateros que llegan desde marruecos, o si se las proporciona alguien desde Europa ya en los campamentos antes de hacerse a la mar.

Me mira con un trozo de gamba en su tenedor y sonríe asintiendo con la cabeza.

.- ¿Pero tú no estabas retirado de todo esto, para estar tan enterado? – me pregunta con sorna, trazando arabescos en el aire con el tenedor.

.- Soy un hombre sencillo que a veces es infiel a Coca Cola y se va con Pepsi, y que come carne casi cruda con salsa barbacoa, si te parece.  – Sonrío yo también – Los móviles. ¿Quién se los pasa a los pateros argelinos? La excooperante me contó que en una ocasión vio a un tripulante de un barco de salvamento entregar cuatro móviles con sus cargadores a cuatro tipos que no parecían pobres desvalidos precisamente. Ropa deportiva cara. Bien alimentados. No puede ser lo mismo que los marroquíes que compran en Tánger móviles nuevos baratos u otros caros, robados en España y Portugal. Entre el tráfico de inmigrantes de Marruecos y el de Argelia hay demasiadas diferencias y las infraestructuras también son distintas.

Asiente y me contesta.

.- Alguien detectó en Italia que algunos móviles decomisados a los pateros en Lampedusa tenían números de serie y códigos de barras cuya trazabilidad correspondía a terminales que habían estado a la venta en España y que fueron robados en alunizajes en tiendas de Madrid, Zaragoza y Barcelona. Claro que los alunizajes no eran responsabilidad de las mafias argelinas. Pero esos móviles llegaban a Argelia en los mismos envíos de alimentos, ropa, medicinas y dinero que atracaban en el puerto de Argel y que luego seguían la ruta de reparto hasta Orán, como te comenté antes en la terraza. Ya venían con la SIM instalada y dada de alta en prepago, con 300 Euros de saldo y roaming activado para llamadas internacionales. Un tío avispado de la AISE lo detectó y lo investigó. Es parte de la información compartida para todos los servicios europeos. Además el italiano tuvo suerte, porque el patero al que siguió e interceptó en Lampedusa, además de un Smartphone completamente instalado, con saldo y mapas europeos, llevaba encima 500 dólares americanos y 1500 euros para ir tirando las primeras semanas. Parece que trataron de rastrear la procedencia de algún billete, pero no me ha llegado más información sobre eso.

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.- ¿Las SIMs estaban activadas desde España?

.- Sí. Todas en la misma tienda de telefonía del extrarradio de Madrid. Una que cerró hace unos meses y que llevaba funcionando 18 años. La SIM se identificó en 2016, y tirando de ella pudieron fichar un total de 35 de varios operadores que se activaban con el mismo saldo y con roaming disponible. Lo curioso es que cuando estos pateros de élite, bien alimentados y mejor vestidos, eran trasladados definitivamente a Italia con algún contingente, las autoridades italianas les perdían el rastro.

.- Alguien me comentó – le interrumpo – que  uno de ellos ya estaba marcado desde antes de salir en patera hacia Lampedusa, y que eso coincidió más o menos en el tiempo con el hecho de que el agente de la AISE descubriera a otro patero con dinero y Smartphone.

.- Sí señor. Ése fue marcado por un cooperante español que fue de “vacaciones” a Omán y le permitieron entrar a un campo para ayudar como enfermero cuando mostró su tarjeta de una ONG. Resulta que este muchacho, además de cooperante y enfermero, trabajaba para un servicio de información español. Un tipo muy preparado. Hablaba muy bien alemán, inglés y francés. Y lo que casi nadie supo nunca, porque no lo demostraba, es que también hablaba árabe con soltura, hasta el punto de distinguir acentos y todo. Era el par de orejas perfecto para un trabajo así en un área como ésa. Ya sabes. Un europeo con remordimientos por ser blanco y del primer mundo que se hace enfermero y cooperante y ayuda lo que puede con su ONG en el Magreb. Y como los magrebíes dan por sentado que ningún europeo habla árabe, largan tranquilamente de sus cosas delante de enfermeros y demás personal.

.- Y eso es lo que sucedió. – adivino – El cooperante marcó a un tío alojado en uno de los campamentos porque le oyó hablar y notó su acento….

.-  Sí. Resultó que el tío era egipcio. ¿Qué carajo hace un egipcio como patero en Argelia? El cooperante contactó con la antena correspondiente y desde España avisaron a los italianos para que estuvieran sobre aviso.

.- Vale. El cooperante le pilló por algunas consonantes diferentes que pronuncian los egipcios. Está claro.

.-  ¿Aún te acuerdas algo del árabe, tú?

.- Apenas dos palabras,  – contesto mientras trato de enfocarme en el hilo principal de esta charla – ¿Entonces, de los pateros que luego se perdían por Italia, fue localizado alguno?

.- No me consta. Parece que el gobierno Italiano era tan indiferente a este problema que no hacía caso de las informaciones que le enviaba la AISE. Más o menos la misma actitud que los gobiernos de Zapatero y Rajoy cuando recibían dosieres importantes sobre ciertos temas. Alguien leía esos dosieres y decidía archivarlos con el permiso de quien dirigía el cotarro de verdad.

.-  ¿Y crees que algún patero más ha sido marcado antes de llegar a Europa?

.- Me comentaron, pero no sé si es cierto, que había uno entre los 620 o 630 que desembarcaron del Aquarius en Valencia el 17 de junio. Todos eran pateros recogidos frente a las costas de Libia, pero provenían de Argelia. Pero ya te digo que no sé si es cierto. Lo que sí tengo claro es que el experimento del Aquarius ha tenido un rotundo éxito.

.- ¿Éxito? ¿A qué te refieres? ¿A la crisis internacional? Porque eso les ha salido redondo.

.- A eso mismo. Fíjate. Con 600 tíos pasando hambre e incomodidades en un barco que busca puerto donde amarrar, que es una historia que tiene mucho de montaje y mucho de completa farsa, han logrado enfrentar a media Europa contra la otra media y ya de paso, comprobar el aguante del gobierno de Sánchez, y la disponibilidad de los medios españoles para vender propaganda y victimismo. Y seguro que han tomado buena nota.

Le doy la razón. Tristemente, la propaganda progre ha triunfado. Los medios han dirigido a la gente a recibir a los emigrantes como héroes. Es el mejor modo de cortar las críticas que puedan surgir después y de descalificar a los que se muestren en desacuerdo con lo sucedido.

.- Ahí viene el camarero. ¿Tú que vas a pedir de postre? –  pregunta mi amigo dejando la servilleta a un lado y bloqueando de nuevo la pantalla del móvil para ocultar la lista de nombres.

Me encojo de hombros. Me estoy preguntando qué ha sido del cooperante del servicio de información. Le pregunto cuando el camarero se aleja.

.- No tengo ni la menor idea. Le habrán retirado de la zona en cuanto dio el cante, supongo. No lo sé. Pero lo que sí te puedo decir es que los Hermanos Musulmanes están tratando de infiltrar más gente suya discretamente en Europa, aprovechando que nuestras estúpidas autoridades comunitarias aún no han caído en el pequeño detalle de incluir a esos chiflados de las pirámides en el listado de organizaciones terroristas yihadistas. Solo Rusia y algún país más lo han hecho. Así que son los mejores candidatos ahora para llegar hasta Europa por el sur sin peligro de estar tan vigilados.

.- ¿Quieren colocar más egipcios en Argelia y Libia? ¿La yihad tiene problemas para entrar a Europa vía Turquía o más al norte?

Sonríe arqueando las cejas. Y mientras hace un ligero gesto con la cabeza señalando al camarero, que aparece al fondo del comedor con los postres, me contesta bajando la voz:

.- La yihad tiene ahora un par de problemas en aquella zona que se llaman ISA y MOSSAD.

Continuará