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Toy Story 4. La amistad de los juguetes

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine,

La  bella y a la vez triste despedida de Toy Story 3 (2010) todavía sigue en el recuerdo de quienes crecieron con Woody, Buzz Lightyear y el resto de los muñecos. Era el final de la primera trilogía y describía una emoción simbólica y real: los niños crecen, se convierten en adultos y han de dejar los juguetes en el recuerdo e iniciar una nueva vida (No estaría bien llevar los muñecos a la Universidad ).

Llega a los cines y arrasa en las taquillas la  cuarta y la última entrega de la saga de animación Toy Story  que empieza justo donde acababa la anterior con la emotiva despedida del ya adolescente Andy de sus queridos muñecos con los míticos Woody ( el vaquero ) y Buzz Lightyear ( el soldado del espacio ) a la cabeza .

Esta nueva entrega es una producción Pixar, los creadores originales que ahora forman parte de la Walt Disney Pictures. El director en Josh Coolley y el productor John Lasseter , quien dirigiera con singular fortuna la primera de la serie ( 1995 ) y la segunda ( 1999 ). Firman el guión Laseter y su equipo habitual : Pete Docter, Andrew Stanton y Lee Unkrich.

https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=c-m62S9xrZo

No era fácil regresar al mundo de los juguetes que cobran vida sin que sus dueños lo sepan  y sufren , rien y lloran un sinfín de historias y aventuras. El primer Toy Story marcó un hito con la animación por ordenador y con la creación de un puñado de personajes sencillamente maravillosos, divertidos, casi reales y unidos por un sentimiento de amistad que ha sido el núcleo principal de toda la serie. Amistad, buen humor, lealtad, valores positivos que fueron capaces de enamorar a una generación de niños y jóvenes en 1995. El listón de las dos siguientes entregas fue también elevado, y si la segunda era una completa delicia, la tercera ( en 2010 y ya con otra generación de niños nuevos y de jóvenes y de adultos que eran niños en 1995 ) supuso otro momento inolvidable del cine contemporáneo. El niño se convertía en hombre como en la gran tradición de los westerns clásicos de John Ford o Howard Hawks. No en vano el protagonista es Woody, un vaquero a la vieja usanza que lleva la nobleza y la lealtad como lema de su comportamiento.

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Y sin embargo esta cuarta parte ha sabido estar a la altura, mantener la magia, incrementar si cabe la diversión y lograr esa hábil mezcla de ritmo, sentimiento y prodigio cinematográfico de imágenes y diálogos.

Un nuevo personaje llamado Forky, un tenedor de plástico con ojos construido por Bonnie, la niña nueva dueña de los muñecos, es el desencadenante de una serie de acontecimientos que hacen avanzar la trama de esta cuarta parte . Huy multitud de hallazgos que parte de la base de un proceso de crecimiento interior del nuevo juguete. Igual que Buzz en la primera creía que era un auténtico héroe del espacio y tenía que asimilar su autentica realidad: Un juguete infantil, ahora  Forky cree que es basura. un simple tenedor que todos tiran tras ser usado. Y gracias a Woody aprenderá que es parte de la familia. Un  proceso de aprendizaje tan humano como  deudor del cine de John  Ford. La nostalgia y el paso del tiempo marcan otros momentos inolvidables de la película como esa escena entre divertida y triste en la que Woody se ve relegado en las preferencias de la niña y uno de los muñecos le dice “ Mira, ya tienes tu primera pelusa acumulada “ .

La tienda de antigüedades es un gran hallazgo narrativo así como la recuperación de la muñeca Betty, la compañera de Woody en la segunda entrega y que ahora se ha convertido en un juguete independiente, sin dueño, lo que contrasta con la otra muñeca de la tienda que llora cada día su soledad y no recobra la felicidad hasta que encuentra una nueva niña a la que dar alegría y compartir sentimientos.

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La feria es un festival de acción, diversión y efectos. De este modo Toy Story IV logra el milagro de conservar el público que ya ha crecido y que se enamoró de los personajes en las películas anteriores, y a la vez atraer y conquistar a nuevos niños y niñas que descubren por vez primera en sus vidas a Buzz, a Woody y al resto de juguetes.

El desenlace abre la puerta a las lágrimas y a la esperanza. Pero Toy Story IV es una película – como las de Leo McCarey – en la que se puede reir y llorar sin vergüenza.

Una gran historia, unos personajes emocionantes y una película extraordinaria. Eso es – en definitiva – esta cuarta entrega de una serie que ya es parte de la historia del cine .