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Vox Alicante, ¿y ahora qué?

Redacción




Un simpatizante de Vox.

El pasado lunes, tras la noche electoral de las elecciones locales, nos ilustraron los periódicos de papel de nuestra Ciudad de Alicante, con la imagen de los militantes de Vox, con su “líder” local al frente, Mario Ortolá, eufórico, exultante de gozo y con una gran cara de satisfacción, parecía que habían ganado las elecciones.

Marta García, la musa alicantina de Vox.

En otro lugar, me cuentan, que alguna candidata, la número tres, Marta García, lo que estaba es llorando de rabia y de frustración. No me extraña, esta candidata, en su desilusión por no haber podido coger un acta de concejal, sí que se había percatado de la realidad. Los resultados de Vox Alicante, tanto en la provincia como en la Capital, ¡fueron un auténtico desastre sin paliativo alguno!

Muchos, en los meses pasado vimos como los líderes nacionales de Vox, con ningún apoyo mediático, escasos medios económicos y a base de trabajo y persistencia, habían sido capaces de aglutinar en su discurso gran parte del pensamiento de los que estamos ya hartos del “bueníssmo” socialdemócrata, de ver nuestra querida España, pisoteada e insultada por los Nacionalismos Catetos que tenemos, hartos de aguantar los esquemas de pensamiento impuestos por minorías, y un largo etcétera de cuestiones que nos hacían sentirnos alarmados, ante esta clase política de derechas, incapaz de sostener un discurso ideológico acorde con sus votantes. Estas circunstancias hicieron que viésemos en Vox un partido que podría representar muy bien nuestras inquietudes.

Sin embargo, ¿Cuál ha sido el lamentable resultado?  Vox, lejos de darse cuenta de cómo estaban las cosas, que con un poco de inteligencia podría aglutinar un gran número de votos de estas personas, que como yo, no encontrábamos un referente de la derecha adecuado, presenta a las elecciones locales en toda la provincia de Alicante, y casi podemos decir que en toda España, unas candidaturas plagadas de ignorantes, amigotes, parientes y gente con escaso calado social, sin presencia, saber estar, discurso alguno ni capacidad política mínima.

Baste para ello examinar lo ocurrido en Alicante. La candidatura de Vox queda capitaneada por un joven, Mario Ortolá, sin discurso, sin presencia, sin capacidad oratoria ninguna, le sigue otra persona, que como única virtud destacable en toda la campaña, es que no se le ha oído un solo discurso u opinión, y la número tres, una mujer, que tiene presencia, capacidad de oratoria, tiene una profesión admirada por la mayoría, como es la de Policía, y da el perfil de mujer solvente, de derechas y con las ideas claras.

Si a estos mimbres añadimos que a cinco días del fin de campaña, no había programa para la Ciudad de Alicante ninguno. Que cuando este se presenta el “líder” no sabe ni defenderlo, incluso se equivoca en definir alguno de los puntos, que el único debate público en el que tuvo la ocasión de exponer sus ideas, pareció más que otra cosa el mudo de los “hermanos Marx”, que soportó hasta en diez ocasiones, que le tacharan de ultraderecha, sin dar ni una sola vez, una respuesta adecuada a estos supuestos insultos, cuando lo único que se le oyó al Sr. Ortola, más que replicar fueron ladridos, hemos de recordar al filósofo que dijo: “la sabiduría y la razón hablan, la ignorancia ladra”. Con estas meritísima campaña,  a mí, por lo menos, no me ha sorprendido lo que ha sido el resultado, un desastre peor que la batalla de Zama para Anibal.

Como decía Ortega y Gasset: “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia”. Los análisis de estos líderes que nos han colocado en Vox a nivel local, provincial y autonómico (parientes muchos de ellos), es  justo lo contrario de lo dicho, limitándose a explicarse en lo de siempre: “nos ignoran”, “la prensa nos maltrata”, “es que son muy malos todos” y excusas por el estilo.

Creo desde mi punto de vista, que de estos errores hemos de aprender, que lo primero es prescindir de estos liderazgos, tengan o no acta de concejal o diputado autonómico, y pensar que hay cuatro años para enmendar la situación. En Vox me consta que hay muchos militantes pagacuotas, muy preparados, que tiene ideas claras, discurso y saben defenderlo, además de imagen, son cuatro años en los que se ha de convencer a la Ciudadanía que Vox es un partido con ideas muy normales, que pueden ser compartidas por muchas personas y defenderlas sin complejos, sin ambages y sin medias tintas, que en España hace falta un partido así. Desde luego, con estos mimbres de líderes olvidaros, por ello  ha de empezar ya la regeneración.