Miguel Sempere.
La presidenta del Comité Ejecutivo Provincial de Valladolid, Sofía Muñoz se presenta como 2 a la alcaldía y fue como 4 al Congreso. Su hermana y su madre, de 90 años, también van en unas listas copadas los miembros de ese Comité, que no respeta los Estatutos. El nepotismo alcanzado por Vox no tiene parangón, no hay comparación posible. Habría que inventar una nueva palabra, quizás voxismo, que sería el nepotismo al cuadrado.
Todos los partidos lo padecen en alguna medida, porque el nepotismo es inherente a la casta, pero Vox los supera a todos ellos juntos ampliamente. Es, además, consecuencia de la absoluta falta de democracia interna. Vox es una “dictadura”, como se pavoneó el director de campaña de Alicante, Eduardo Martínez Fúster, y como van asumiendo una gran cantidad de militantes por toda España, a los que se ha dejado simplemente como pagacuotas.
En Málaga, a tres días de las elecciones, en el mitin en el polideportivo Ciudad Jardín en el que intervinieron Javier Ortega-Smith, José Antonio Ortega Lara e Iván Espinosa de los Monteros una veintena de afiliados protestaron contra el presidente provincial, José Enrique Lara, y su Comité Ejecutivo Provincial, portando cartones en los que se leía Gestora Ya.
El caso de Valladolid es paradigmático. Como explica a Rambla Libre un votante de Vox, “la ejecutiva se ha acontonado en su sede que utiliza como cuartel general para sus fechorías”. Nunca permiten ninguna reunión de los afiliados, sólo los reúnen de uno en uno, o como máximo cinco. En el autogolpe dado por Santiago Abascal el 23 de febrero se cercenaron las primarias y el principio de representatividad y se dio todo el poder a los soviets, a los CEP, que lo han aprovechado para colocarse todos en todas las listas, en dos o tres cada uno, para sumar sueldos o para asegurarse uno. La Ejecutiva de Valladolid no podría estar funcionando desde diciembre de 2018, cuando se superaron los 500 afiliados, se llegó a 700, y, según los Estatutos, debían haberse convocado elecciones internas. Pero en Vox los Estatutos son papel mojado.
En Cantabria, en Alicante, en León, donde un grupo de militantes llegó a tomar la sede…el malestar está extendido. El modus operandi en Vox sigue las mismas pautas, un modus operandi general:
- Los Comités Ejecutivos Provinciales no atienden a los militantes que, según uno de ellos de Valladolid, son “mirados con recelo”.
- Vox pasa a ser la oficina de colocación de los miembros del CEP que copan las listas y colocan a familiares y amigos
- Los CEP cambian las listas a conveniencia para poner a afines, muchas veces familiares
- Cuando alguien critica esas decisiones caciquiles es perseguido y silenciado desde los CEP: se les saca de los grupos de whatsapp, se les bloquea en facebook, se les amenazada con llevarles a los tribunales…”La gente lo pasa muy mal, tienen miedo”.
Es una situación generalizada en toda España, lo que sugiere o una consigna establecida por el secretario general, Javier Ortega, que es quien manda en la estructura, o la búsqueda de una estructura que le deba el puesto y a la que se consienten los desmanes para blindar al Comité Ejecutivo Nacional. Familias enteras que van a vivir de Vox. En Pilar de la Horadada, un pequeño pueblo de Alicante, el coordinador ha puesto a su mujer como la primera fémina de la lista. En El Campello, el coordinador ha puesto a su mujer de cabeza de lista y a un primo con número 2. En nepotismo está primado. Todos los cambios en las listas de Alicante han sido perpetrados por la presidenta provincial, Ana Vega, y siempre han ido en la línea de favorecer el nepotismo. Al fin y al cabo, ella, pasante de un despacho de abogados, ya es diputada autonómica, y su concubino, Mario Ortolá, va de primera de la lista. Quien más ha dado ejemplo de nepotismo ha sido el propio Santiago Abascal, cuya tía, Begoña Conde, iba de número 1 al Congreso por Orense.
No hay pruebas de que haya una consigna, aunque la generalización lo sugiere. También puede ser que la condición humana esté dando una respuesta idéntica en todas las provincias y localidades.
El voxismo –nepotismo al cuadrado y a veces al cubo- es la seña de identidad de Vox.