Enrique de Diego.
Puesto en el modo épico del videojuego, que tanto encanta a Manuel Mariscal (Manolito, redes sociales), has valorado, en el programa de Ana Rosa Quintana, los resultados electorales como una “gesta”: «Estoy muy agradecido a 2.600.000 españoles que nos han dado su confianza. El mensaje de Vox ha sido distorsionado, el partido ha sido hostigado y demonizado. En ese contexto pasar de 0 a 24 diputados es una gran gesta”. Con otra gesta tuya, no queda de España ni las raspas. En primer lugar, ni el mensaje ha sido distorsionado, ni el partido hostigado –fuera de incidentes en el mitin de San Sebastián- ni demonizado. Todo lo contrario, Vox ha sido utilizado como el tonto útil de la izquierda y los separatistas, como el espantapájaros para movilizar a sus electorados. Los medios de izquierdas te han jaleado todo lo que han podido y más.
Tu gesta se parece mucho a las victorias de Pirro quien tenía tantas bajas,en sus guerras contra los romanos, que eran peor que la mayor derrota. No eres Pelayo (en Cangas de Onís, Vox ha obtenido el 5 puesto con 384 votos) sino el Pirro español. Eres tan sumamente ignorante que ni tan siquiera te conoces, a estas alturas, el modelo electoral español y el sistema de reparto de la Ley d’Hondt. Toda división es penalizada y tú lo que has generado no es un partido identitario sino una escisión del PP y con ello le has dado la victoria en bandeja a Pedro Sánchez, quien, te recuerdo, estaba empeñado en que tú estuvieras presente en los debates, cosa que –ellos sabrán por qué- consideraban contraproducente tus acólitos más cercanos.
Dicen tus seguidores, que a lo largo de la campaña se han mostrado con un sectarismo mostrenco y altamente desagradable, con una falta de racionalidad apabullante, que cualquier estrategia de confluencia y unidad hubiera fracasado, porque ellos nunca hubieran votado a nadie del PP y que muchos han salido de la abstención. Los hooligans de Vox son gente que se cree sus propias mentiras y con los que es imposible dialogar. Vox a los únicos que ha sacado de la abstención ha sido a los separatistas: 200.000 han salido de la abstención en el cinturón de Barcelona. Prácticamente todos, todos los votantes de Vox son exvotantes del PP, anclados, como la mujer de Lot, en el pasado, en la venganza extemporánea contra Mariano Rajoy y Soraya Saénz de Santamaría. En efecto, hacer las cuentas de los escaños que se hubieran obtenido en candidaturas unitarias es falsear el panorama pues habría que hacer lo propio con candidaturas conjuntas de PSOE y Podemos, pero ahí está esa iniciativa ciudadana, surgida de no se sabe dónde, del 1+1+1, votar a los primeros de cada partido al Senado, que es una bofetada a las direcciones partidarias, y especialmente a la tuya, que es de una irracionalidad extraordinaria.
El desastre que has provocado, Santiago Abascal, era perfectamente previsible. Todos los partidos acudían a las urnas con objetivos complementarios, menos Vox que tenía dos directamente contradictorios: desalojar a Pedro Sánchez (con el aditamento de detener a Quim Torra, suspender la autonomía catalana y disolver a los mossos) y acabar con el PP. O lo uno o lo otro. Mostrar esta inmensa contradicción lleva a que tus hooligans de inmediato, mediante su acomplejada mentalidad conspiranoica, te sitúen en la defensa del PP que se ha ganado sus desgracias a pulso, mediante la corrupción ideológica y la económica, pero es ese PP del que tú formabas parte y que te ha mantenido silente, porque a veces se te va la pinza, como en la entrevista de Ana Rosa Quintana, y hablas de las responsabilidades del PP en los últimos cuarenta años, como si tú no hubieras sido presidente de Nuevas Generaciones de Vascongadas, diputado autonómico y director de chiringuitos varios de la Comunidad de Madrid; uno de ellos altamente subvencionado sin otra misión que pagarte el sueldo.
Al PP le has abierto una vía de agua y le has montado una quiebra (5,5 millones de euros menos en esas subvenciones que tú dices combatir y que vas a pillar, algo más de 2 millones de euros), pero a España, a su unidad nacional, le has abierto un boquete de padre y muy señor mío. Era o lo uno o lo otro y tú optaste por lo uno, porque tu campaña ha sido mucho más contra eso de la “derechita cobarde”, como un resentido que no ha superado la derrota del Congreso de Valencia, que contra Pedro Sánchez y los separatistas. Has apostado por la guerra civil contra el PP a costa de España y eso desdice del patriotismo impostado de Vox, que es la exacerbación de la irracionalidad.
Hay dos hechos que muestran y demuestran tu error, el inmenso error de Vox. En Navarra, la unidad de Navarra Suma, a la que tú has combatido de manera estúpida, ha ganado y eso permitirá desalojar a Uxue Barcos, a Geroa Bai y a Eh Bildu. Es un dato altamente alentador, a pesar de tus esfuerzos, y de los de tu compañero de viaje, Julio Ariza, por impedirlo. Pero es que también has dejado sin representación a la derecha españolista en Vascongadas, lo cual es una tragedia sin paliativos. Para lo que ha servido Vox en Vascongadas ha sido para disparar el voto a PNV y a Bildu, pero, sobre todo, para dale el acta de diputado por Álava al proetarra Iñaki Ruiz Pinedo, quien por 384 votos ha desbancado a Javier Maroto. No es cuestión de que los votantes de Vox se hubieran abstenido, hubiera bastado esa escuálida cifra para paliar el paisaje horroroso del día después en Vascongadas.
Pero tú ibas a por el dinero, a por la subvención, porque tú no vas a cambiar nada y lo vas a consolidar todo, como la gran coartada del sistema. Va a haber más ideología de género, más presión fiscal, eutanasia, indultos y todo eso se va a deber a ti, Santiago Abascal, mediante el efecto perverso o no deseado, porque con el Yunque y el clan Ariza, de los que deberías despojarte, el componente de mentira resulta demoledor. Describí, ante tanto desatino tuyo, a Vox como “el instrumento perfecto para destruir España” y en poco tiempo eso ha resultado obvio. Tú has venido a resolver tu vida y a complicar la de todos. Eso te pasa por escuchar a Federico Jiménez Losantos, que está a la última pregunta y con el agua al cuello. El último día de campaña, todavía Libertad Digital publicaba que, según los tracking del PSOE, Vox se movía en una horquilla entre 50 y 70 diputados. Para que luego Losantos, la veleta cencerra, diga que ha votado al PP “por el programa económico de Daniel Lacalle” y porque lo ha hecho “con la cabeza y no con el corazón”. Sorpresa para propios y extraños. Propios, Eduardo Inda, el mejor aliado de Pablo Iglesias, en el estudio: “pensé que habías votado a Vox”. ¿Por qué dice eso la veleta desvencijada de Orihuela del Tremedal, después de hacerte la campaña como un vocero y un bocazas? Para no compartir el fracaso en expectativas de Vox, es la rata saltando del barco, porque no estamos ante una gesta, sino ante un desastre que deja chiquito a Pirro. He aquí el balance de Rafael J Bardají, directivo de Vox, el hombre de Bannon: “¿Suficiente como para parar la ofensiva que se nos viene encima desde la izquierda? Me temo que no, pero suficiente como para poner obstáculos y mantener la denuncia viva”. Habéis pasado de la reconquista a la resistencia, que es estrategia a la defensiva. Veinticuatro diputados no ponen obstáculos a nada ni a nadie. Son 24 puestos de trabajo más la compaña, desde luego, porque Vox es una oficina de colocación, el nuevo chiringuito, envuelto en la bandera nacional.
Lo que imponía la racionalidad es que te hubieras presentado –por España- en tres circunscripciones. Eso te hubiera dado más poder y hubiera permitido poner en práctica el programa de Vox y centrarte en las elecciones europeas, en las que se juega el futuro de Europa y la seguridad de nuestras fronteras ante la inmigración invasiva. No te engañes. No has abierto ninguna brecha en la corrección política, la has blindado con tu torpeza y tu egoísmo.
Ahora vienen las locales y las autonómicas. No es que Vox no tenga implantación territorial, es que te cargaste el partido el 23 de febrero y el resultado ha sido una escombrera, un cúmulo de pequeños y cutres cacicatos, en los que gente de medio pelo se dedica a coparlo todo persiguiendo y vejando a los militantes pagacuotas, que para eso han quedado. Ya hasta la veleta cencerra de Losantos pone pies en polvorosa, agobiado por la crisis galopante de Libertad Digital SA.
Por ahora, Santiago, has servido para que se pierda el diputado por Álava y para distraer de sus menesteres pornográficos a Fernando Sánchez Dragó (“mi patria es mi verga”, acaba de declarar tu intelectual orgánico de pastaflora). Esto no es una ‘gesta’ Pirro de Amurrio.