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Salafismo en Sevilla

Redacción




Luis Alegría.

Zouhair el Bouhdidi, detenido el 9 de abril e ingresado en prisión en Marruecos por querer suicidarse con explosivos en medio de la Semana Santa sevillana, se radicalizó en su casa, puesto que su padre, imán de la mezquita del barrio de Su Eminencia, es conocido por su adscripción al salafismo. Según indica con candorosa ingenuidad El Confidencial,los salafistas no ejercen la violencia, pero pueden llegar a justificarla”. Esto es una soberana estupidez que entra dentro del abrumador desarme de nuestra sociedad. El salafismo es la base de Daesh, predica la violencia de manera sistemática, también contra el resto de musulmanes, a los que considera inmersos en impiedad o apostasía. Es la doctrina que ha llevado a las masacres sanguinarias en Iraq y Siria de cristianos y yazidíes.

La adscripción del imán al salafismo es manifiesta y evidente. Además de su atuendo, lleva la barba teñida de rojo con henna para parecerse a Mahoma. Lo mismo, el padre del terrorista de Estrasburgo. El salafismo, al-salaf al saleh significa la vuelta a los orígenes, a la primera generación de Mahoma, con elementos de regresión e imitación. No es mero folclore, ciertamente. Características que lo distinguen son: a) la consideración de que el resto de los musulmanes ha apostatado y, por tanto, su sangre es lícita, de modo que pueden ser asesinados, como cualquier otro no musulmán; b) la guerra santa como una obligación personal contra apóstatas y no musulmanes; c) democracia, nacionalismo…son herejías equivalentes a la apostasía; d) es imprescindible implantar la sharia con todo su rigor; e) la vuelta a los orígenes, recreando el ambiente existente en el siglo VII, en la primera generación musulmana; f) la recuperación del califato.

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Si bien los salafistas tienen referencias históricas como Ahmad ibn Taymiyya (1263-1328), que predicó la guerra santa contra los mongoles, aunque se habían convertido al islamismo o Muhammad Ibn Abdel Wahhab (1703-1792), del que surge el wahabismo, oficial en Arabia Saudí y cuya expansión es financiada por los Saud, el salafismo surge tras la caída del califato en Turquía, en Egipto con los Hermanos Musulmanes, fundados por Hassan al Banna y es teorizado por Sayid Qutb quien explica el fracaso del islamismo porque los dirigentes de las sociedades musulmanes y la mayoría de los islamistas han apostatado; se encuentran en la situación de impiedad anterior a la aparición de Mahoma.

El que Zouhair el Bouhdidi quisiera provocar la mayor masacre posible es directamente coherente con el salafismo que predica su padre.

El Corán es muy explícito en la propuesta de genocidio y la legitimación de la violencia:

El Corán cuenta como Mahoma extermina tribus enteras, como mata a todos los prisioneros:

“No es digno del Profeta tener prisioneros hasta que haya cubierto la tierra con los cadáveres de los incrédulos”.

La guerra es santificada, es precepto, y no es defensiva:

“¡Combatid a quienes no creen en Alá ni en el último día ni prohíben lo que Alá y su enviado prohíben, a quienes no practican la religión de la verdad entre aquellos a quienes fue dado el libro! Combatidlos hasta que paguen la capitación y ellos estén humillados” Azora IX, aleya 29.

“No hay ciudad a la que nosotros no aniquilemos o atormentemos con terrible tormento antes del día de la resurrección” Azora XVII, aleya 60.

“Matadlos hasta que la idolatría no exista y esté en su lugar la religión de Alá”. Azora II, aleya 189.

“Malditos donde quiera que se encuentren, serán cogidos y asesinados sin piedad, según la costumbre de Alá con aquellos que les precedieron”. Azora XXXIII, aleya 61.

“Cuando encontréis a quienes no creen, golpead sus cuellos hasta que les dejéis inermes” Azora XLVII, aleya 4.

“Se os prescribe el combate, aunque os sea odioso”. Azora II, aleya 212.

“¡Profeta! ¡Combate a los infieles y a los hipócritas! Sé duro con ellos”. Azora VIII, aleya 74

Yo estoy con vosotros. ¡Consolidad en sus puestos a quienes creen! ¡Arrojaré el pánico en el corazón de quienes no creen! ¡Golpeadles encima del cuello! ¡Golpeadles en la yema de los dedos!” Azora VIII, aleya 12.

De hecho, el no musulmán es deshumanizado en El Corán. Puede entenderse, a la vista del siguiente texto coránico, las degollaciones con las que ejecutan los del Daesh a sus víctimas, pues es como el sacrificio de un animal (del cordero, por ejemplo), desangrándolo:

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“Las peores bestias, ante Alá, son los infieles” Azora VIII, aleya 57.

El salafismo lo que extiende es estos terribles criterios a la mayoría de los musulmanes.

Lo asombroso es que los líderes occidentales, los Servicios de Seguridad, los Cuerpos Policiales, las Universidades, los periodistas… ignoren estas realidades o quieran ignorarlas.

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