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Daniel Rodríguez Herrera, el sicario “miserable” de Losantos

Redacción




Luis Bru.

Daniel Rodríguez Herrera, subdirector de Libertad Digital, ha sido quien más a fondo se ha empleado contra el historiador Fernando Paz. Incluso lo ha situado en términos de “basura” y ha dictado una recomendación general de ostracismo: ¡sólo se le podría llevar a un programa con el único fin de desacreditarlo! ¿Lapidación, linchamiento, cámara de gas?

Fuentes que lo han tratado y que conocen bien el funcionamiento interno de Libertad Digital califican a Daniel de “sicario” de Losantos y lo adjetivan como “miserable”. Esas fuentes consideran que puede actuar a las órdenes de Federico, para hacer el trabajo sucio, pero que también tiende a adelantarse cuando considera que la consigna es clara y es gratis hacer méritos.

De esa capacidad para trepar manchándose las manos con mierda hay precedentes públicos. Tras la salida de César Vidal de Es.Radio –historia desentrañada por Enrique de Diego en su libro “La gran traición: Federico Jiménez Losantos apuñala a César Vidal en Es.Radio” (best seller en Amazon)– se desata una purga contra los que habían colaborado con Vidal en la que toma protagonismo Daniel Rodríguez Herrera.

Según narra Miquel Roselló en el citado “La gran traición”, “Daniel Rodríguez se acercó a mí y me pidió de muy buenas maneras el e-mail con el que, hace varios años, abrí esa cuenta, evidentemente para quitársela a César por la puerta de atrás. Le dije que no me acordaba, y era la verdad, no me acordaba, pero de acordarme no se la hubiese dado porque, insisto, esa cuenta de Twitter era personal de un presentador de radio con su fotografía y su nombre. Cada uno de los 20.000 seguidores que tenía en aquel momento seguían a César, no a la franja horaria que ocupaba. De hecho ahora le siguen muchos más. Era Daniel tan la voz de su amo que hasta me dio pena. Por Dani siempre he tenido afecto personal y gran admiración profesional. Libertad Digital no sería lo que es sin él. Dani vive por y para el periódico, es el alma técnica de aquel digital y además un buen periodista. Me apena que lo utilicen de la manera en que lo vienen haciendo desde hace tantos años”.

A la reunión en la que fue despedido Miquel Roselló en la purga desatada por Losantos, estuvo presente Daniel Rodríguez Herrera:Aquella reunión me pareció surrealista, continúo sin entender qué hacía allí el director de los servicios informativos (Brandau) y el subdirector del digital (Dani) tratando un asunto de la radio con un trabajador contratado por Cronos Multimedia (productora de la antigua televisión de Libertad Digital)”.

El día 20 de marzo de 2019, en pleno linchamiento contra el historiador Fernando Paz, Daniel Rodríguez Herrera publica un artículo titulado “El negacionismo de Vox”, en el que se manifiesta con el estilo deleznable de un tosco sicario mediático. Por supuesto, da por buena la grosera manipulación de La Sexta y desde esa premisa se sitúa en una posición de superioridad moral.  Primero escancia algo de pedagogía barata: “El racismo o la judeofobia suponen colocar a grupos enteros de seres humanos en una categoría distinta no por nada que hayan dicho o hecho, sino por lo que son y no pueden evitar ser”. Eso es llamar, sin base real, racista a Fernando Paz, pero cogiendo la linde le sitúa en la estricta basura: “Pero la derecha hace tiempo que marcó una línea y eso nos diferencia, para mejor. No es algo de lo que debamos deshacernos. No es incorrección política. No es ponerse del lado de la izquierda. Es no convertirse en basura”.

Este ignorante proteico, en su desmerecida función de sicario losantiano, carece de escrúpulos morales para establecer ránkings de genocidos. Todo con tal de alancear a Fernando Paz: “Los nazis fueron los únicos que establecieron como objetivo el exterminio y crearon una industria específica para matar a un grupo de personas por el hecho de haber nacido. Por eso supone un hito que ni el gulag es capaz de igualar. Es el Mal absoluto”.

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No se trata de establecer competencias. Las comparaciones son odiosas. Pero el Gulag –que durante tanto tiempo se tragó Losantos sin pestañear- implica el asesinato, por ejemplo, de 10 millones de kulaks o agricultores en la masacre dictada por Stalin en 1928. Según el estudioso marxista, Leszek Koplakowki fue “la operación bélica probablemente más masiva ejecutada nunca por un Estado contra sus ciudadanos”. Entre 1929 y 1936, 10 millones de hombres, mujeres y niños murieron de muerte no natural. En las purgas, alrededor de un millón de miembros del partido comunista fueron liquidados. Entre el final de la segunda guerra mundial y 1953, se ajustició a 500.000 personas.

En Leningrado se dejó con vida a sólo dos de sus 150 delegados al XVII Congreso del PCUS. Dos terceras partes del Comité Central fueron asesinados. El gulag formaba parte de la economía soviética en dimensiones mucho mayores que los campos de exterminio nazis. En el gran canal Báltico-mar Blanco se utilizaron 300.000 esclavos. Desde el año 1933, nunca hubo menos de 10 millones de presos esclavos en el GULAG. La mortandad en los campos comunistas fue, de media, superior a los nazis, porque muchos de ellos estaban situados en las zonas ártica y subártica. La OGPU administraba grandes extensiones de Siberia y Asia Central. Se detuvo a mucha gente con la única finalidad de mantener los niveles de mano de obra esclava. Tuvo, pues, una impronta industrial y se buscó el exterminio de razas enteras, entre otros, por ejemplo, los descendientes de alemanes de la República alemana del Volga. Numerosas minorías étnicas -ingushes, karachays, los balcares del Cáucaso septentrional. los tártaros de Crimea…_ fueron objeto de genocidio, incluso cuando el peligro nazi había pasado y el Ejército rojo marchaba hacia Berlín.

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Según el historiador, Paul Johnson, «desde el punto de vista moral, Stalin no era mejor que Hitler. Y en ciertos aspectos resultaba peor». ¡Al ostracismo con Paul Johnson!  Sigue diciendo Paul Johnson: «El crimen tuvo cómplices en todo el mundo civilizado. Había 150.000 miembros no alemanes en las SS. Por ejemplo, las peores masacres de polacos fueron ejecutadas por una división SS de 6.500 rusos blancos que eran prisioneros de guerra. Hitler a menudo encontró colaboradores bien dispuestos para perseguir a los judíos no alemanes. Por irónico que parezca, los lugares más seguros en Europa para los judíos fueron la España fascista y Portugal». Este tipo de cosas, por cierto, son las que ha dicho y escrito Fernando Paz. Mao –al que Losantos admiró durante su juventud- mató más que Stalin. No hay que resolver la inmensa ignorancia de Daniel Rodríguez Herrera en un artículo, ni llegar a Pol Pot. ¿No era el mal absoluto?

Por supuesto, Daniel Rodríguez Herrera no ha querido banalizar el gulag, lo único que ha pretendido, incluso estableciendo extraños ránkings de moralidad propios de niveles excelentes de idiocia, ha sido acabar con Fernando Paz, en niveles totalitarios de chequista losantiano. Porque como escribe María Durán en El Debate, «Vox, sin Paz, es hoy un poco menos Vox«.

He aquí el anatema final del mostrenco sicario condenando a Fernando Paz al más estricto ostracismo: “Fernando Paz es cosa nuestra. Ni debería ser candidato ni debería participar en ningún debate ni programa de ningún medio a la derecha de Ferreras salvo con el objetivo de desacreditarle por completo. Otra cosa sería una vergüenza y una cobardía. Porque a ver si va a ser que Santiago Abascal, Javier Ortega e Iván Espinosa son la verdadera «derechita cobarde» que no se atreve a dejar fuera de sus filas a la, esta sí, extrema derecha por lo que puedan pensar unos electores que nadie decente querría que votaran a su propio partido”

Ni Richard Heydrich, ni Adolf Eichmann lo hubieran dicho más claro que Daniel Rodríguez Herrera. ¿No es esto caer en el nazismo que tan bizarramente se dice combatir? ¡Y este tipo de mamarrachadas se estampan en un medio que se dice liberal! ¡Oh, liberalismo, cuántos crímenes mediáticos se cometen en tu nombre!