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Linchamiento de Fernando Paz: O la derecha acaba con Losantos o Losantos acabará con la derecha

Redacción




Enrique de Diego.

Los dos hechos diferenciales de Vox como modelo de partido era el compromiso fundacional de extender las primarias y el principio de representación a todas sus decisiones y no aceptar subvenciones a los partidos. Esos dos principios han sido rápidamente liquidados por la mediocridad arrogante de Santiago Abascal. Hay un tercero de máxima importancia que ha sido igualmente derrochado con extrema urgencia. La fulminación de Fernando Paz es de suma gravedad. Bien sea que él haya tenido que tirar la toalla ante la falta de respaldo o que haya sido la escuálida dirigencia de Vox la que haya exigido su sepuku, lo cierto es que Vox ha hecho un lamentable homenaje a la corrección política. Hasta ese momento, Vox había demostrado una elogiable capacidad de resistencia a los anatemas progres y a los dictados de La Sexta. Pero cuando al linchamiento de la izquierda sectaria se une el pequeño canalla de Federico Jiménez Losantos el efecto es devastador.

Vox como excrecencia del PP de Esperanza Aguirre a través del mantenido Santiago Abascal depende de las consignas estrambóticas de Federico Jiménez Losantos. Es un hecho constatado. Abascal no ha roto amarras, ni roto el cordón umbilical.

Fernando Paz es un buen historiador, una mente lúcida bien dotada para la polémica. Y era el ideólogo de Vox, organizando un núcleo fuerte de intelectuales a su alrededor. Con su defenestración, Vox ha situado dos líneas rojas:

1.- No se pueden recomendar terapias a los homosexuales, porque eso es homofobia.

2.- No se puede hacer el más mínimo comentario sobre el Holocausto.

No sé, la verdad, qué pensará sobre esto Ignacio Arsuaga, cuya postura en el punto 1 es idéntica a la de Fernando Paz. O el obispo Juan Antonio Reig Plá. Los evangélicos en Estados Unidos han desarrollado ese tipo de terapias. Vox, en principio, era un partido que no se iba a plegar al lobby gay. Ya lo ha hecho.

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En cuanto al punto 2, Fernando Paz no es un negacionista. Se ha manipulado de la manera más grosera su posición, que es una defensa de la capacidad de debatir.

Lo que es Fernando Paz es un hombre de Intereconomía, con su excelente programa “Tiempos modernos”, y muy amigo de los hijos de Julio Ariza. Y eso es lo que no ha perdonado el linchador compulsivo de Federico Jiménez Losantos, cuya empresilla es una ruina. Losantos ha llegado a calificar de “indeseable” a Fernando Paz o a decir que Vox «jamás debió poner a este tipo». A través de Google, me sorprendió encontrarme un artículo de Carmelo Jordá en Libertad Digital titulado “El error de Vox”. Ese error no era otro que Fernando Paz. Se trata de un artículo infame, mal escrito, con trazas de ser de encargo a modo de sicario y que, a lo que se ve, ha producido el efecto deseado.

Losantos no estaba dispuesto a transigir con el Vox intereconómico que representaba Fernando Paz, y en el que están otros como Kiko Méndez Monasterio, Juan Ernesto Pflüger, jefe de prensa, Gonzalo Altozano, biógrafo oficial de Abascal, o Rosa Cuervas. La escudería de Gabriel Ariza.

Así que de fondo ha habido una lucha por el poder de influencia sobre Vox, que en el futuro va a ser un partido rico, ultrasubvencionado. Y esa primera batalla la ha ganado Losantos. Y la han perdido los Ariza. Intereconomía está en concurso de acreedores, perpetrando un presunto alzamiento de bienes a la luz del día y Libertad Digital SA es una empresilla, muy mal gestionada, al borde de la quiebra. Ambos necesitan dinero público en grandes cantidades y son muy capaces de montar un escándalo de corrupción de dimensiones estratosféricas. Hay que estar muy atentos. A Fernando Paz se le ha abatido por fuego amigo, ha caído en medio de esta pugna patética y desmerecida. Losantos tiene vocación de linchador compulsivo.

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La derecha tiene un problema que arrastra desde hace tiempo y que responde al nombre de Federico Jiménez Losantos, el gurú conspiranoico, que ya le dio en bandeja a Zapatero su segunda letal legislatura. Es un hombre que a base de tantos somníferos no parece estar en sus cabales. O la derecha acaba con Losantos o Losantos acabará con la derecha. Aunque, buenos, Losantos ya ha acabado consigo mismo.