Miguel Bernad Remón. Secretario general de Manos Limpias.
El fichaje de Soraya Sáenz de Santamaría, por el despacho Cuatrecasas, avala, la indecencia de las puertas giratorias de jueces y fiscales y políticos.
La información privilegiada y el tráfico de influencias son dos armas relevantes por las que acceden a lo que se denomina “puertas giratorias”.
En un Estado de Derecho, más en el actual Régimen del 78, cabe esta indecencia, que atenta a la credibilidad de nuestro sistema democrático.
Jueces y fiscales que retornan a la carrera judicial y políticos que son contratados por multinacionales y despachos de influencia, representan la indignidad de un régimen, el del 78, que permite esa perversidad que daña muy gravemente nuestro sistema democrático.
Los casos más escandalosos los representan, la vuelta en su día del ex juez, condenado por prevaricación, Baltasar Garzón.
Cuando retorna a la carrera judicial y procede como venganza a imputar a Barrionuevo y Rafael Vera, excluyendo a la X de los Gal, Felipe González.
Ahora, el caso de la ex vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la contrata un despacho, Cuatrecasas, que fue objeto en su día de un trato favorable por parte de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado, Siendo a la sazón, Soraya Sáenz de Santamaría la Jefa de la Abogacía General del Estado, aparte de Vicepresidenta.
Ambos ejemplos el de un Juez Baltasar Garzón y el de una política, Soraya Sáenz de Santamaría, representan el ejemplo máximo de una indecencia consentida por el Régimen del 78.