Virginia Montes.
Brenton Tarrant, un australiano de unos 30 años que se presenta a sí mismo como hijo de una familia obrera de ingresos bajos, y que ha lanzado un manifiesto de 74 páginas con claro contenido xenófobo, ha perpetrado una masacre en una mezquita de la localidad de Cristchurch, en Nueva Zelanda. El autor iba ataviado con casco, gafas y chaleco de corte militar. El balance provisional de la matanza se eleva a 49 muertos y 48 heridos, 20 de ellos graves.
El autor del tiroteo grabó toda la acción con una cámara GoPro y lo retransmitió a través de Facebook Live. Se trata de un minuto de completo terror, en el que primero dispara con un fusil a la gente que está a la entrada de la mezquita y luego tira ese arma para usar una especie de ametralladora con la que acribilla a cuantas personas ve a su paso, hasta agotar los cargadores, dejando un espantoso reguero de sangre, miedo, dolor y cadáveres.
Dentro de la mezquita habría 300 personas, algunas pertenecientes al equipo nacional de criquet de Bangladesh, que se iban a enfrentar a la selección nacional neozelandesa. En otra mezquita de la ciudad, en el barrio residencial de Linwood, se han producido 7 muertos. La entrada a Cristchurch ha sido cortada, mientras se desarrolla un amplio dispositivo policial.
Nueva Zelanda está conmocionada. La primera ministra, Jacinda Arden ha hablado de ataque terrorista, algo que, por cierto, el propio Benton Tarrant confirma en su soflama, en la que habla de matar a todos los inmigrantes. La Policía ha detenido a cuatro personas (tres hombres y una mujer), a las que se ha encontrado material explosivo en sus coches, pero no se conoce la implicación o el grado de ella en la matanza.