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15 años del 11 M: Pedro J Ramírez sigue de abogado defensor de Jamal Zougam

Redacción




José Donís.
Se cumplen 15 años desde los atentados islamistas de aquel 11 de marzo. Como en cada aniversario, los autores de teorías conspiratorias vuelven al ataque. Ciertamente no hay apenas munición para sus cosas, así que este año Pedrojota Ramírez se acoge a la palabra de -nada menos- el excomisario Villarejo. «Sujetos vinculados a la embajada marroquí» intervinieron en el 11-M, dice el preso. «Los servicios franceses estaban al tanto de la entrega controlada de los explosivos«, dice también. “Espías franceses” destruyeron pruebas en Siria que revelaban quién ordenó el 11-M, según Villarejo. ¿Pruebas? Ninguna. No está claro si Pedrojota da pábulo a lo que dice Villarejo para desmentir sus anteriores teorías, ETA y cloacas del Estado, o simplemente por meter cizaña y por que no tiene nada más. Como traca final, tras toda la semana previa calentando con las cosas de Villarejo, El Español ha publicado el domingo 10 de marzo una entrevista con Jamal Zougam (otra más, y van…). «Soy totalmente inocente, llevo 15 años injustamente encarcelado», a lo que se añade el editorial del propio director:  «Yo estoy convencido de que Jamal Zougam es inocente«.
Jamal Zougam./Foto: politica.elpais.com.
Otra cosa bien distinta son los hechos. El pasado octubre se desmanteló el llamado «Frente de cárceles«, una red de captación y adoctrinamiento islámico en prisiones españolas al servicio del Estado Islámico. Operación Escribano, la han llamado. En ella, dos de los condenados por el 11M serían puntales de la organización, Jamal Zougam y Hassan El Haski, liderados por otro conocido yihadista, Mohamed Achraf, condenado a 14 años tras la Operación Nova. Es un tema inquietante dado que, como seguidores del Estado Islámico, no solo esperaban captar y adoctrinar sino que en ocasiones estos «frentes» carcelarios han llegado a atentar en la misma prisión, como pasó en la de Osny en 2016, o aprovechando cualquier permiso, caso de Lieja el año pasado, cuando dejaron salir a un reo islamista y asesinó a tres personas.
Pedro J Ramìrez. /Foto: los genoveses.net.
La operación parte del despliegue de topos que el CNI tiene en todas las cárceles españolas. Son entre 3 y 6 funcionarios por cárcel formados ex profeso para recopilar información. Su objetivo primario son los presos comunes, es a través de ellos que los presos musulmanes enviaban cartas a otras prisiones, en árabe, y recibidas por otro preso común las misivas terminaban en manos de sus auténticos destinatarios. Analizada toda la información por el grupo de trabajo del CNI la pasan al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) desde donde el Servicio de Información de la Guardia Civil (SIGC) monta el operativo y comienza a interceptar las cartas en árabe. Todos los datos terminan en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento, concretamente en el ‘FIES número 3’ para presos islamistas, junto a las distintas informaciones de los Grupos de Seguimiento y Control, desde lo que comen a lo que leen, con quién hablan o cómo son sus prácticas religiosas.
Jamal Zougam cumple condena en el módulo 13 de Teixeiro, La Coruña, a donde llegó en diciembre de 2015 tras pasar por Soto del Real (Madrid), Villena (Alicante) y Topas (Salamanca). Según fuentes penitenciarias «Sigue siendo el jefe, el matón, el yihadista al que todos respetan». Junto a él su gran amigo,  Abdemaljid Bouchar, al que recordarán como el Gamo de Leganés, el único que escapó vivo de la explosión suicida en la calle Carmen Martín Gaite. Allí murieron 7 miembros del comando, y también la primera baja de los GEO en sus 36 años de historia entonces (51 a día de hoy): Francisco Javier Torronteras.
Precisamente por lo de Leganés hemos tenido otra novedad desde el último aniversario. Como recordarán, en aquel piso franco se hallaron decenas de perfiles genéticos, huellas y rastros de distintas personas. Una de ellas es Mustafa B., 43 años, marroquí, residió en España en la década de los atentados. En el caso de Mustafá coinciden dos elementos, el registro de ADN que guarda Europol, y también una huella digital localizada en un libro.  La investigación está en el juzgado de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, pero no será fácil. Solo en huellas digitales se encontraron más de un centenar, desperdigadas en libros, dvds, carátulas de cd, etcétera, lanzadas a decenas de metros por la deflagración y la mayoría propiedad de alguna mezquita o un centro musulmán.
El número de yihadistas condenados en España entre 2004 y 2018 fue de 200, los cuales fueron detenidos desde 2001 hasta 2017. El número de yihadistas muertos en España entre 2004 y 2018 fue de 15, siete de los cuales fallecieron en 2004 y ocho en 2017. También notable es la progresión de condenas en firme de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, del Juzgado Central de Menores del mismo tribunal y la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo en caso de recursos de casación. En 2005 hay una sola sentencia, en 2006 son dos, en 2007 cuatro… y así hasta las 17 sentencias condenatorias dictadas en 2017 y las 25 de 2018. La fuente es “Yihadismo y yihadistas en España. Quince años después del 11-M”, de Fernando Reinares, Carola García-Calvo y Álvaro Vicente para el Real Instituto Elcano. Esta puede ser una de las publicaciones más interesantes para estudiosos o aficionados al tema del terrorismo islámico en España. También destacable el documental de inminente aparición que pueden encontrar en la siguiente dirección web: https://www.11mfilm.com/