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Wingwalking, bailando encima de las alas con Ainhoa Sánchez.

Redacción




Loreto Román. Periodista y escritora.

A muchos de nosotros nos sorprende cómo es posible la combinación de acrobacia y ballet en lo que se denomina Wingwalking. Pues sí, es posible y hoy contamos con la presencia de Ainhoa Sánchez, primera y única wingwalker española, fundadora de su propio equipo “Ainhoa Sánchez Wingwalker”. Propietaria de un biplano del año 1943, estudiante de piloto privado, bailarina de ballet, trapecista, amante de los retos y nos comenta, de los gatos, adora viajar, situación que ayuda a su formación y conocimientos, y por lo que la tenemos hoy con nosotros,  crea arte en el aire a base de espectaculares coreografías. Vamos a conocerla un poco más.

Buenas tardes, Ainhoa, encantada de tenerte aquí con todos nosotros, coméntanos, para empezar ¿qué es el tan desconocido para muchos Wingwalking?
– Hola, buenas tardes Loreto. A ver que os explico, el wingwalking es probablemente una de las especialidades aeronáuticas más raras que existen. Un show de wingwalking es totalmente espectacular y exclusivo. Te deja sin palabras. Es arte y deporte al unísono. Apenas quedan profesionales que lo hagan. Consiste en que una persona ejecute distintos movimientos gráciles con su cuerpo en el exterior de la estructura de un biplano histórico construido en madera y tela, en pleno vuelo. El avión puede volar en línea recta o realizar acrobacia aérea.

Y ¿cómo has empezado esta actividad tan desconocida como sorprendente, que parece tan alejada de cualquiera, incluso los que estamos volando?
– Todo empezó en 2012, elegí diseñar como tema del calendario de empresa, una mezcla de todo aquello que me apasionara: el circo, la danza y los aviones históricos. Tengo una mente creativa e inquieta y deseaba ver cómo la aviación podía ser de esta misma manera plasmada en un calendario. Aunque ya sabía de la existencia de los circos aéreos desde hacía algunos años, hacer “2012, The Wingwalking Calendar” marcó la diferencia. Buscando material gráfico, encontré unas fotos increíbles de una wingwalker vestida con unas zapatillas y vestido de ballet. El resultado de la mezcla era bello y asombroso. La acróbata en cuestión era la californiana Margaret Stivers. Contacté con ella para pedirle el permiso del uso de sus fotos. Conectamos perfectamente desde el principio, éramos muy similares. Con el tiempo se convirtió en mi mentora e instructora “online”. Ella me inspiró a bailar encima de las alas de un biplano y yo quería seguir sus pasos. Cinco años más tarde pudimos conocernos durante un viaje que hice a su casa.
Quise convertirme en wingwalker desde el primer vuelo que hice como una clienta de paseos en el ala, en mayo de 2013 en Inglaterra. Es una de esas cosas que no se pueden explicar con palabras, solo se siente en el interior. Pasión, mucha pasión. Recuerdo que no podía respirar bien ahí arriba y me preguntaba una y otra vez antes de despegar, ¿pero qué haces aquí arriba subida si tienes vértigo? Todo eso se me olvidó pasados unos segundos en el aire y empecé a interpretar la música del motor y a bailar con el viento generado a mi alrededor, movía las piernas y brazos artísticamente, dentro de la limitación de estar atada, y parece ser que no era muy habitual para la primera vez. Fue pura magia. Al bajar del avión el piloto me preguntó que me había parecido y le contesté que había nacido para hacer eso. Después de conversar por un buen rato, ¡me ofreció trabajo!. Debuté en un Festival Aéreo Internacional a finales de agosto de 2013, en Irlanda del Norte. Fue todo tan natural que era como si lo hubiera hecho antes. Durante el vuelo solo vives el presente y la actividad que haces.

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Mucha pasión, Ainhoa, y cuéntanos ¿qué tipo de formación es necesaria, entrenamientos, formación física?
– Pues fíjate, un wingwalker se forma mediante un mentor, que es el que decide apoyarlo porque considera que es un candidato idóneo. No hay escuelas, libros, ni academias al uso para aprenderlo. Es una actividad que se aprende de padres a hijos, una profesión de las más inusuales. El wingwalker tiene que tener una base deportiva o artística antes de subirse a las alas porque es una actividad muy demandante y sobre todo tener mucha pasión por lo que hace. Conocer bien el entorno de vuelo y la máquina es fundamental. Hay que saber como se pisa el avión.
Hay tres partes en el entrenamiento, al menos como yo lo hago: preparación física, que en mi caso hago ballet, pilates, circo, mindfulness y de vez en cuando simulador de paracaidismo. Práctica estática, en el hangar con el avión donde se ensaya la rutina hasta que salga perfecta y por último, nos vamos al aire. Requiere mucho esfuerzo y recursos de todo tipo. Además cuando eres responsable de tu propio equipo la formación va más allá, ser piloto y tener conocimientos de mecánica es imprescindible.

Me ha gustado eso de “hay que saber cómo se pisa el avión”, imprescindible, todos los que de cualquier forma volamos debemos conocer perfectamente el avión. Y ya con una formación como nos estás explicando, ¿en qué tipo de actividades participas, festivales, proyectos?
– Desde 2013 hasta 2015, he participado en varios festivales aéreos internacionales en Irlanda del Norte, Inglaterra, y en España. Eventos como inauguraciones de aeródromos, festivales para recaudar fondos a favor de niños desfavorecidos y en el XXX aniversario de la Patrulla Águila en Murcia. El equipo se plantea a medio plazo en ofrecer shows aéreos de wingwalking. Estamos modificando el avión para nuestra actividad y preparando todo lo necesario para desarrollar la actividad por primera vez en España. En cuanto estemos volando definitivamente, podremos ofrecer nuestros servicios a empresas y divulgaciones aéreas a particulares, para acercar la aviación histórica y deportiva a cualquier tipo de persona. Ainhoa Sánchez Wingwalker se dirige a organizadores de festivales aéreos y empresas de todo tipo que quieran visibilizar su marca a través de un soporte tan llamativo como es nuestro avión de 1943, mediante un patrocinio o contratación puntual, así como presentación de nuevos servicios, productos o grabaciones publicitarias. Es muy interesante para las marcas ya que genera un clipping muy importante.

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Es curioso lo que nos comentabas hace un rato antes de la entrevista,  la imprescindible relación con el piloto.
– A ver que te cuento, es totalmente un trabajo en equipo. La confianza con el piloto es fundamental y viceversa, porque no vuelo sola ni él o ella tampoco. Mi piloto es mi 50% y su labor es imprescindible, y eso comienza en tierra. El piloto tiene que volar excepcionalmente bien y tener una actitud adecuada: respeto, comunicación, humildad, y sobre todo que te apasione lo que haces. No todos los pilotos interiorizan el tener que volar con una persona fuera. El resultado de mi trabajo depende de la pericia del piloto. Nos comunicamos con un lenguaje de signos con las manos, ya que no podemos hablar.

Tiene su historia el wingwalking, curiosidades, como que empezó por la necesidad de los pilotos de salir de la cabina del avión en pleno vuelo y arreglar problemas mecánicos. Cuéntanos un poco cómo surgió todo ésto.
– El wingwalking nació en Estados Unidos sobre 1919  y como comentas, surgió como necesidad, ya que los pilotos  tenían que salir de su cabina en pleno vuelo para arreglar problemas mecánicos. Tuvo su auge entre la Primera y Segunda Guerra Mundial. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, los pilotos no tenían apenas trabajo, lo que les hizo agudizar el ingenio y utilizar el excedente de máquinas aéreas para otros usos. Durante los  años´20 el “barnstorming” (asalto al granero) se convirtió una de las formas más populares de entretenimiento. El término de barnstormer se aplica a pilotos que volaban por todo Estados Unidos ofreciendo paseos en aeroplano a cambio de unos pocos dólares. Normalmente operaban en zonas de granja que eran espacios muy abiertos y funcionaban como improvisadas pistas de aterrizaje, a veces acababan empotrados literalmente contra graneros. Los pilotos ejecutaban trucos con sus biplanos individualmente o en grupos llamados circos aéreos. Esto les proporcionaba una estimulante forma de vida. El wingwalking es la parte más extrema del barnstorming.

Y ya para finalizar, ¿Cómo animarías a otros valientes, bromeo, a a realizar wingwalking?
– Creo que en este momento no habría respuesta a esta pregunta porque ni siquiera hemos empezado a volar en España, aunque espero que no tardemos mucho. Supongo que el día de mañana cuando yo me retire necesitaré relevo para que el wingwalking perdure, pero para eso queda bastante ya que me gustaría poder disfrutar de lo he construido con tanto esfuerzo. Ese relevo podría tratarse de un hombre o mujer, el wingwalking no sólo es para chicas.

Ha sido un placer contar contigo Ainhoa, y que nos acercases a todos nosotros a este mundillo tan especial como apasionante de los wingwalkers, bailando encima de las alas, sabiendo perfectamente cómo se pisa el avión. Nos has cautivado con tus comentarios, te aseguro que más de uno nos acercaremos allí dónde te dejes ver, y así disfrutar de esas estupendas coreografías de acrobacia y ballet.