Javier García Isac. Director de Radio Ya.
Nos hablan de regeneración, de recuperar ideas y valores, de una nueva forma de hacer política. Nos hablan y nos dicen palabras bonitas, melódicas, sonoras, pero poco creíbles. Sobre todo, porque lo que nos dicen no se corresponde con los hechos. Cuando alguien habla de recuperar valores y principios es porque reconoce que los ha perdido. Poco ha tardado el Partido Popular en desilusionar a algunos, que no muchos, que todavía tenían alguna esperanza de cambio con Pablo Casado. Poco, muy poco en volver a ser los de siempre, lo que siempre han sido y que desconocemos por completo cuales son esos valores y principios que ahora desean recuperar, pues cuando se suponía que los tenían, tampoco los conocíamos. Siguen como siempre los hemos conocido, diciendo una cosa y haciendo la contraria.
Hace unos días tuvieron dos ocasiones de oro de demostrar que en algo habían cambiado, en escenificar que no estaban dispuestos a seguir con la ley de memoria histórica impulsada por Zapatero y mantenida por Rajoy en lo que supuso la tercera legislatura de los socialistas, en mostrar su malestar y que esta vez si iban en serio contra las mal llamadas leyes sociales de los socialistas.
Por un lado, los populares tienen una mayoría absoluta abrumadora en el senado, que una vez más, han puesto a disposición de socialistas, independentistas y comunistas, para seguir manteniendo la ley de memoria histórica que ahora dicen desean combatir. Su complejo y su miseria, los llevo a abstenerse en la votación que daba luz verde al gobierno socialista para proceder con la profanación del cuerpo de Franco enterrado en el Valle de los Caídos. El Partido Popular con su tibieza y su cobardía se equivoca una vez más y eso no les hace merecedores de nada, más que de la repulsa de unos y el desprecio de otros. Por otro, votaron de forma unánime en la cámara autonómica gallega, condenar a Franco por su colaboración con Hitler, ni más ni menos que en el holocausto. Mienten a sabiendas de que lo hacen y se niegan a dar la batalla ideológica prefiriendo la cobardía y asumiendo como propio, cuestiones históricas que saben nunca se produjeron. Aceptan un relato falso que en un futuro no muy lejano podría conducirles incluso a su propia ilegalización, pues su fundador fue un ministro del aquel al que ahora condenan y sobre el que permiten se viertan mentiras que al final en nada les favorecerá.
El Partido Popular es una organización relativista, no puede hablar de principios y valores, simplemente porque no los tiene. Todo en ellos es relativo, bizcochable y mutable en el tiempo según tiempo, lugar y publico del momento. Si este es el nuevo partido popular que nos trae Casado, por el momento no se diferencia en mucho al que nos dejó Rajoy y que tan devotamente sirvió el propio Casado. Todo nos hace pensar que excepto por algunas caras nuevas y sacar a pasear con algo mas de ganas la bandera española, son muy pocas las cosas que han cambiado en los populares.
Siguen sin querer darse cuenta que combatir la ley de memoria histórica es la mejor manera de defender nuestra libertad, y que, colaborando en su mantenimiento y desarrollo, solo nos conduce al desastre y a conceder a la izquierda una superioridad moral que no merecen y de la que en verdad carecen. Se convierten en cómplices de todo aquellos que dicen repudiar y sacan del debate cuestiones ideológicas que marcan nuestro presente y nuestro futuro, configurando una realidad paralela y virtual que nunca sucedió e hipotecándonos en nuestra manera de pensar. No hay nada mejor que manipular el pasado para adueñarse del presente y del futuro.