Miguel Sempere.
Sin sorpresas de última hora, el Gobierno convocará elecciones generales el 28 de abril. Se pone fin, de esta manera, a una legislatura absurda, de estricto postureo y con el presidente subido al Falcon o pasando las vacaciones de Navidad entre Las Marismillas y La Mareta. Una legislatura que sólo ha servido, en positivo, para que algunos socialistas hayan mejorado sus retribuciones.
Pedro Sánchez diferencia, pues, las elecciones generales de municipales y autonómicas, como le han venido pidiendo los barones para evitarse el desgaste de hacer campaña conjunta pero, al tiempo, el resultado condicionará la jornada electoral del 26 de mayo.
La convocatoria se hace tras el fracaso de los Presupuestos Generales del Estado que han sido utilizados como arma electoral. El Gobierno parece estar preocupado porque Ciudadanos le robe electores de izquierdas e incide en el mensaje de las tres derechas.