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Green Book

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

Green Book, nominada al oscar a Mejor Película, Mejor Actor, Mejor Actor Secundario, Mejor Guión Original, Mejor Montaje en los Óscars 2019 va camino de convertirse en una de las sorpresas en la noche de los premios (que tendrá lugar a finales de febrero ). Sorpresa por contemplar una película interesante del director de Dos tontos muy tontos (película que marca sin duda una carrera), sorpresa por ver a Viggo Mortensen ( actor en mi opinión un tanto sobrevalorado) en un papel de comedia  y para el que tuvo que engordar casi veinte kilos. Sorpresa en suma que puede convertirse en realidad,

El argumento es sencillo y basado en personajes reales: Estamos en la década de los sesenta del siglo pasado. Cuando Tony Lip (Viggo Mortensen), un rudo italoamericano del Bronx pierde su trabajo en un club nocturno tiene la oportunidad de ser contratado como chófer del virtuoso pianista negro Don Shirley (Mahershala Ali), durante una gira de conciertos por el Sur de Estados Unidos, deberá confiar en «El libro verde» . 

The green book era una guía de viaje que indicaba a los ciudadanos negros en qué alojamientos de los estados sureños podían pasar la noche. Cubrían la mayor parte de Norteamérica, además de las Bermudas y el Caribe, porque en aquellos años de la segregación, cualquier negro que emprendiera ruta por carretera podía vivir numerosas dificultades si transitaba por lugares equivocados.

El esquema no es en absoluto original, dos personas diferentes casi antagónicas, en ese caso un blanco medio racista y muy simple y un estirado artista negro (pianista de música clásica) que han de compartir un curioso viaje. No tienen nada en común, pero la amistad acabará surgiendo entre los dos. Ambos tendrán que dejar sus prejuicios para vivir un nuevo capítulo en sus vidas a través de ese viaje que va a cambiar no pocos aspectos de sus comportamientos.

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Lo mejor son, sin duda, las interpretaciones de sus protagonistas,  Mahershala Ali y Viggo Mortensen. Son una especie de Don Quijote y su escudero Sancho que tendrán que aprender el uno el otro. El artista podrá apreciar el sentido de la amistad y salir de su torre de marfil. El chófer aprenderá a empatizar con una persona muy distinta a él a la vez que vislumbrará una oportunidad para mejorar su educación y limar su egoísmo.

Peter Farrelly fue responsable de comedias alocadas  populares como Dos tontos muy tontos, Algo pasa con Mary y Yo, yo mismo e Irene, casi siempre a la mayor gloria del siempre exagerado Jim Carrey. Y el resultado ha merecido la pena, Farrelly deja a un lado los excesos, se mira  en el espejo de los grandes clásicos de la comedia:  McCarey, Capra, Lubitsch, Cukor o Preston Sturges,  y aunque obviamente no alcanza su altura demuestra que sabe contar una historia, acercar al espectador a unos personajes y en suma lograr momentos de humanidad, gracia y encanto. Lo que, desde luego, no es poco y más en los tiempos que corren para el séptimo arte.