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La quietud

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

“Quería homenajear a directores que para mí son fundamentales, como Hitchcock y el Buñuel del surrealismo más narrativo, el de El ángel exterminador, con ese humor ridículo y esos personajes encerrados en sí mismos, incapaces de expresarse.”

PABLO TRAPERO

 

La Quietud es una estancia donde vive tranquilamente Esmeralda (Graciela Borges) junto a su esposo y su hija menor, Mia (Martina Gusman). Cuando el abogado sufre un ictus  en plena presentación judicial a la que lo citaron, Eugenia, la hermana mayor (Bérénice Bejo) llega desde París para acompañar al padre enfermo.

Dos hermanas se reencuentran después de mucho tiempo separadas. Una regresa por el delicado estado de salud de su padre, mientras que la otra pretende que nada haya cambiado. Junto a la madre, las tres se verán obligadas a reconstruir el pasado y a enfrentar los desafíos que aparecen en el presente. Juntas de nuevo, se verán obligadas a hacer frente a antiguos traumas y rencores ocultos.  Celos, misterios , sombras del pasado, pulsión sexual que dibuja y en ocasiones desgarra a las mujeres que pugnan por encontrar un sentido a una vidas que parecen desvanecerse en ese entramado familiar que la enfermedad del padre ha puesto al desnudo .

Una película dirigida por Pablo Tapero (El Clan, Carancho)  autor también del guión escrito con la colaboración de Alberto Rojas Apel. El reparto está formado por Berénice Bejo (The Artist), Martina Gusmán (Carancho), Edgar Ramírez (Gold, la gran estafa), Joaquín Furriel (Cien años de perdón) y  la gran Graciela Borges (La ciénaga).

Precisamente es el gran trabajo de las actrices el que sostiene una película irregular, interesante pero que a ratos naufraga en la propia oscuridad de sus propuestas . Tres interpretaciones memorables (las dos hijas a las que dan vida dos las mencionadas y atractivas Bénénice Bejo y Martina Gusman, y la madre a la que encarna una extraordinaria Graciela Borges).

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La película tiene matices cinéfilos de primer orden, desde la Rebeca de Hitchcock hasta la referencia al Buñuel de Ese oscuro objeto del deseo con ese  mismo puzle de identidades confundidas que interpretaran Carole Bouquet y Ángela Molina en la última película del cineasta español. Con estos mimbres Trapero construye una historia híbrida entre el melodrama desatado (Douglas Sirk aparece entonces como la tercera gran influencia cinematográfica ) y el suspense con sus gotas medidas de introspección psicológica de los personajes femeninos .

Lo mejor de La quietud es la descripción del entorno idílico, esas bellas imágenes de la primera parte, la cuidada puesta en escena  que luego estalla con las pasiones ocultas – y no siempre bien engarzadas – del nudo y el desenlace. Brilla también la banda sonora con canciones como Le rempart, cantado por Vanesa Paradis, o People2, de Aretha Franklin, y el tema que funciona casi como un leit motivAmor completo, por Mon Laferte.

Pese a sus imperfecciones merece la pena esta película argentina cuyo director, Pablo Trapero, prepara en la actualidad una adaptación de la  famosa novela Patria, escrita por Fernando Aramburu con el terrorismo de Eta como tema principal.

La temporada 2019 inicia su andadura y se esperan con interés nuevo estrenos, aparte de la celebración de centenarios como el de Jennifer Jones (marzo 1919).