Miguel Sempere.
Ciudadanos de Andalucía es un partido dividido en clanes y pandillas, con muy poca base y prácticamente sin debate. Dos son los clanes fundamentales que se disputan el poder. El más poderoso, sin duda, es el clan de la manzanilla proveniente de Sanlúcar de Barrameda, encabezado por Juan Marín y por su cuñado Manuel Buzón.
Enfrentado con este clan dominante, y controlando Sevilla, se encuentra lo que en el argot interno de Ciudadanos se conoce como la «pandilla», que encabezan el secretario de organización de Ciudadanos, Fran Hervías, y su esposa, la diputada nacional, Virginia Millán Salmerón. También forman parte de este grupo Mar Hormigo, subdelegada de organización en Sevilla y Marta Escrivá, diputada autonómica. Los esfuerzos de la «pandilla» por expandirse fuera de Sevilla no han dado hasta el momento fruto.
Fuera de juego, como verso suelto, ha quedado Javier Millán, portavoz en el Ayuntamiento de Sevilla y en la Diputación, al que se conceden escasas posibilidades de repetir en las listas, y que trató de acercarse a la pandilla, pero que ha conseguido quedarse solo.
Un problema añadido de Ciudadanos de cara a la nueva etapa es que el partido es muy endeble. Las expulsiones han sido muy abundantes, así como el número de concejales que han pasado al grupo de no adscritos, por lo que Ciudadanos no tiene banquillo para ocupar los puestos del botín electoral de la Junta de Andalucía, lo que le somete a la tentación de tratar de heredar al PSOE y a sus altos cargos.