José Donís.
Volvió a sonar el Imagine de John Lennon, pero esta vez, mientras los cómplices del islamismo cantaban con flores y ositos, los franceses de a pie decidieron que su canción era I Shot The Sheriff, de Bob Marley, en honor de quienes acribillaron a Cherif Chekatt. Nada más ser abatido un hombre en la calle gritó “vive la pólice!” y los vecinos respondieron con una ovación a las fuerzas de seguridad. Es la reacción de la gente normal, harta de ser insultada por el infantilismo político, la misma que recibió la muerte de Bin Ladem convirtiendo en himno Party in the U.S.A. de Milley Cyrus.
Con 5 muertes encima de la mesa empezó la campaña de blanqueo y desinformación cuyo punto culminante fue la entrevista al padre del asesino, de nombre Abdelkrim Chekatt. Salieron los testimonios tomados «al azar» explicando lo buen chico que era. Luego se va sabiendo que ni eran al azar ni eran ciertos, de hecho alguno reconoce que ha mentido y no conocía de nada al asesino.
Argelino, no trabaja, dicen que alguna vez fue chófer repartiendo paquetes, 2 esposas y 12 hijos, de los cuales la mitad serían hijos biológicos de un familiar (es costumbre islámica desposar a la viuda de un pariente y adoptar a sus hijos). Comparte una vivienda gratuita con jardín (lo confirma uno de los maestros de colegio Schluthfeld en Neudorf), cobra el ASPA para personas que no han cotizado, 1.293,54 euros al mes (no es necesario ser francés para cobrarlo), cobra unos 5.400 euros de ayuda familiar (CAF, Caisse d’allocations familiales) al haberse divorciado legalmente de una esposa, por lo que Francia considera que es “otra familia” independiente. Cada hijo menor de 20 años supone unos 168 euros más al mes de la CAF, por lo que musulmanes como el famoso caso de Bobigny con 4 esposas y 46 hijos se llevan a casa unos 7.000 euros mensuales sin dar palo al agua. Las autoridades francesas han reconocido que hay, al menos, 1,8 millones de afiliados a la seguridad social con documentos falsos.
Y es islamista, como sus esposas, como todos sus hijos, él mismo y al menos 4 más fichados S («Sûreté de l’Etat«, individuos potencialmente peligrosos). En Francia hay 20.000 fichados S y no saben qué hacer con ellos. Otra de las frases que corren estos días por las calles galas es “eso lo pagamos los chalecos amarillos con nuestros impuestos”.
Cherif Chekatt se radicalizó en su familia y los asesinatos han sido financiados por los impuestos
Quizás lo más llamativo de la entrevista a Abdelkrim son sus códigos ocultos. Efectivamente, lleva una gorra con imagen del Che Guevara, pero dice más lo que tapa que lo visible. Bajo el gorro está la marca en su frente de todo fanático islámista, la zabiba, el moratón permanente que viene de darse cabezazos contra el suelo, 5 veces al día, 7 cabezazos cada vez, 35. En la foto distribuida a los medios de su hijo asesino se aprecia claramente el descuerne. Abdelkrim lo tapa. La barba teñida de rojo con henna, para imitar a Mahoma, una costumbre muy común entre los talibanes de Afganistán y Pakistán, y sin bigote para diferenciarse de judíos y cristianos. La esposa al lado, apenas chapurreando un francés macarrónico. Y detrás la pared del salón con el papel pintado arrancado tras despegar los posters de sus ídolos, desde Bin Ladem a Abu Bakr al-Baghdadi.
No, Cherif Chekatt no se radicalizó en la cárcel, ni con malas compañías, ni siquiera en la mezquita, a Cherif le inculcaron el odio desde que nació en su casa, y los asesinatos han sido financiados con los impuestos que pagan los franceses.