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Pedro J Ramírez, obsesionado contra Vox, impone sus criterios a Albert Rivera

Redacción




Luis Bru.

Pedro J Ramírez es la mano que mece la cuna de Albert Rivera. Ramírez tiene la enfermedad de la influencia. Históricamente ha presumido de que fue quien echó a Felipe González y quien puso en La Moncloa a José María Aznar. Ninguna de las dos cosas son ciertas. Pero Ramírez se ha creído sus propias fantasías y la actual, con base en la realidad, es que es el que manda en Ciudadanos.

Albert Rivera es habitual del despacho de Ramírez. El anterior redactor de El Español encargado de la información de Ciudadanos terminó marchándose harto de que le marcaran la línea. Cruz Sánchez de Lara y la pareja de Rivera se han hecho muy amigas. Comparten la pasión por la ideología de género.

El 24 de febrero de 2015, cuando presentó su digital en el Foro de la Nueva Economía, Ramírez declaró: «coincido con Ciudadanos en muchas cosas». En primera fila de esa presentación estuvo Eduardo Zaplana. Ramírez y Zaplana, que cenaban todos los domingos en un reservado del restaurante Jai Alai, idearon el desembarco en masa del sector zaplanista en Ciudadanos de la Comunidad Valenciana.

Ramírez quiere llevar a La Moncloa a Albert Rivera como fazedor fantasioso de presidentes y también para conseguir financiación pública para su ruinoso digital que perdió en 2017 1,9 millones de euros y cuya contabilidad genera serias dudas, como ha desentrañado Rambla Libre. Es el estratega, el que marcó el cambio ideológico de la socialdemocracia al liberalismo progresista, que es la ideología a la que Ramírez se adhiere. El progresismo se ha intensificado desde su relación con Cruz Sánchez de Lara, una notoria abogada feminista de la línea Zapatero y Sánchez.

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El 29 de mayo de este año, Ramírez proclamó que «el pacto entre socialistas y Ciudadanos es el mejor proyecto de colaboración de la última década». Es lo que le gustaría que sucediera en Andalucía, aunque los números no salen.

Con lo que está obsesionado Ramírez es con montar un cordón sanitario en torno a Vox. El 17 de octubre de 2018 calificó a Vox de «patriotero«. Ese mismo mes, tras las elecciones en Brasil, volvió a advertir contra Vox situando a ese partido en la línea de Bolsonaro y de Trump, que para este senecto Ramírez de izquierdas, son el mal absoluto. «A mí me preocupa muchísimo -dijo- esta tendencia elección tras elección hacia los radicalismo y siempre con fenómenos populistas». Ahora considera que Ciudadanos no puede pactar con Vox en ningún caso.

Sin embargo, en Ciudadanos, según fuentes consultadas por Rambla Libre, empiezan a darse cuenta de que las opciones de convertir a Juan Marín en presidente de la Junta de Andalucía son mínimas y se abre paso la opción de negociar con el PP un reparto ‘paritario‘ de consejerías, invistiendo a Juan Manuel Moreno, y con Vox de convidado de piedra, acogiéndose a las declaraciones de Santiago Abascal de que sus diputados no serían un obstáculo para desalojar al PSOE del poder.