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Hafida Oukabir o la banalización del mal de la islamización

Redacción




Miguel Sempere.

El 26 de agosto de 2017, la ciudad de Ripoll, la vieja y hermosa capital de Wifredo el Velloso, cuna de la reconquista catalana, organizó un acto de repudio al terrorismo bajo el lema ‘Ripoll pero la pau, un pas endavant”. Se trataba de un exorcismo al tiempo que un ejercicio de impostura, pues nadie dedicó ni un segundo a tratar de explicar cómo ocho jóvenes musulmanes en los que se habían invertido fuertes cantidades de dinero público, que eran ‘nous catalans’, tenían tanto odio dentro para querer exterminar a los viejos catalanes, a los catalanes de siempre, porque el objetivo era provocar mucho más sufrimiento del que se produjo con las 16 muertes y para ello fabricaron 250 kilos de triperóxido de triacetona, TATP y 106 bombonas de butano.

Tras la manifestación de Ripoll, clara ambientación integrista.

La masacre de Las Ramblas es el fracaso de la integración de los musulmanes e incluso de la mera convivencia, pero nadie en Ripoll, al menos en el Ripoll oficial estaba dispuesto a reconocer su propia ignonimia y era preciso camuflar el desastre societario bajo carretadas de emotividad buenista.

Según la crónica de El Periódico, firmada por Víctor García Llamas, llena de militancia y empatía emocional y ayuna de realidad y periodismo, “la comunidad islámica ha contribuido con su valiosa aportación, la de su sola presencia, para hacer piña contra el desafío”. ¿En qué consistía en realidad eso de la “valiosa aportación” cuando la más evidente era la de los ocho asesinos habían salido de su seno, sin que nadie hubiera denunciado nada? Los ocho asesinos eran producto de esa comunidad, quinientos musulmanes empadronados; las mujeres con el hijab, transmitiendo un medio ambiente clamorosamente integrista.

Hafida Oukabir, con otros familiares de los terroristas.

El terrorismo refuerza la islamización mediante lo islámicamente correcto

Las masacres terroristas refuerzan el discurso oficial sobre el islamismo, activan de inmediato los histéricos resortes de lo islámicamente correcto. Nadie parece conocer El Corán o nadie desea abrirlo para establecer la directa relación del crimen con el desprecio hacia los no musulmanes situados como alimañas o las continuas apologías del crimen y el genocidio. Nadie, por supuesto, está dispuesto a reconocer que la islamización, propiciada desde los poderes públicos, y más que en ningún otro lado, en Cataluña es un error y un peligro de gravísimas consecuencias. Se hace necesario para mantener la grosera mentira librar a la comunidad musulmana de toda responsabilidad y situarla en el papel de víctima. Mientras las víctimas reales son ocultadas, y no ocupan ningún espacio informativo, nadie se interesa por sus familias, sin embargo a las de los terroristas se las da toda la visibilidad y el protagonismo. El peligro no son los asesinos sino eso de la islamofobia, que en último término sería la reacción lógica de una sociedad dispuesta a sobrevivir.

En el acto de Ripoll, organizado por el Ayuntamiento, 3.000 pasos, tomó la palabra Hafida Oukabir, un hermano detenido y otro abatido en Cambrils: “Queremos decir en voz alta ‘No al terrorismo’. El dolor es común, la incomprensión igual para todos. Hemos de trabajar juntos para que nada así vuelva a pasar jamás”.

El periodista de El Periódico añade altas dosis de moralina laica: “Discurso entrecortado, emocionado, acogido con cálidos aplausos y gritos de ánimo. Reacción firme, serena y esperanzadora. Justo lo que necesita Ripoll”.

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Una madre y su hijo, muertos por el islamismo y el buenismo de Ada Colau en Las Ramblas.

Ripoll, el frenopático de Europa

Ripoll, en realidad, debería ser declarado el manicomio de Europa; Ripoll es un frenopático de alucinados incapaces de distinguir el bien del mal, de percibir la realidad. Para mantener la mentira se inventaron leyendas como que el imán Abdelbaki Es Satty había manipulado las mentes de los jóvenes. ¿Cómo si no explicar que esos ocho jóvenes habían sido tutelados, literalmente mimados, por los servicios sociales municipales? Raquel, trabajadora social, esa plaga que está destruyendo nuestra sociedad como nuevas vestales de la corrección política, escribió una estúpida carta en la que se leían lindezas del tipo de “¿Cómo puede ser Younes? Me tiemblan los dedos, no he visto a nadie tan responsables como tú”. El tal Younes, el degenerado Younes, el sádico Younes fue quien llevó la furgoneta haciendo eses por Las Ramblas matando a hombres, mujeres y niños y quien cosió a puñaladas al cooperante Pau Pérez Villán. ¿No tiene ninguna responsabilidad profesional en la masacre la tal Raquel y las miles de raqueles que actúan como ingenuas e interesadas yeguas de Troya?

Porque hay que poner unas junto a otras las declaraciones de Nuria Perpinyá, técnica de convivencia de Ripoll, a saber qué es eso, con las de los ocho sádicos asesinos. Para Nuria, “eran chicos normales de aquí, adaptados, que hablaban un catalán perfecto”. Y añadía: “Younes era para mí una persona de lo más normal, era mi vecino”.

¿No han echado de su trabajo a esa inútil? Porque esos chicos ‘normales’ que, leches, incluso hablaban catalán, grabaron unos vídeos mientras ejercían de artificieros en lo que decían cosas tan poco normales como “esto lo hacemos para que estallen las cabezas de vuestros hijos” o “españoles, vais a sufrir”.

Manifestación contra el terrorismo en Ripoll. /Foto: lavanguardia.com.

Al frente del Ayuntamiento de Ripoll está un descerebrado separatista que responde al nombre de Jordi Munell i García quien, un año después, reconoce que “nos equivocamos cuando pensamos que estar integrados era hablar catalán, ir a la escuela y tener trabajo”. Uno de los asesinos se regodeaba en que los materiales para matar los conseguía en el trabajo que le habían dado. Claro que la solución ofrecida por Munell indica que es de los más graves del frenopático: “es preciso interactuar con la gente”. ¿Qué es eso de interactuar? ¿No interactuaban los ocho asesinos que según las madres sustitutas de los servicios sociales –esas que casi nunca tienen hijos pero se meten en las vidas de los hijos de los demás- habían sido tan asiduos a sus cuidados y ayudas? ¿Interactuó Younes atropellando a todos cuanto pudo en Las Ramblas o cosiendo a puñaladas a Pau? Y eso era el plan B. El plan A era una masacre con 250 kilos de letal explosivo y 108 bombonas de butano y kilos y kilos de clavos como metralla, tirando abajo la Sagrada Familia de Gaudí.

La taquiyya de Hafida Oukabir

Volvamos con Hafida Oukabir dirigiéndose a los habitantes de Ripoll. “Queremos decir en voz alta ‘No al terrorismo’”. ¿Qué decía en voz baja? Hafida estaba siendo seguida por los mossos. Por de pronto, la novia de Driss declaró cuando Hafida se enteró de la masacre puso un gesto de satisfacción. En todo momento considera a los terroristas como mártires. A su marido le dice –como consta en el sumario- “murieron por la causa de Ala” y su esposo refrenda: “Murieron como mártires”. ¿No es esto apología del terrorismo? Hafida, que tiene la nacionalidad española, afirma que “no voy a enterrar a mi hermano en el país de los incrédulos”. ¿Tiene alguna lógica que no se la deporte? Y el nuevo imán no es menos integrista que en el anterior, les dice a las familias que “no hace falta lavar a los chicos porque son mártires. Se fueron con Alá”. ¿Y no hay que expulsarle? Ya estamos tardando.

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Víctimas en Las Ramblas. /Foto: lavanguardia.com.

Lo que hizo Hafida fue un ejercicio de taquiyya, de simulación, lícita para engañar al no musulmán. Hafida Oukabir o la banalización de la islamización, impuesta y subvencionada, ceguera mantenida por medios y políticos. Es un problema superior al del separatismo pero que no se reconoce. Según el Observatorio Andalusí y la Unión de Comunidades Islámicas de España, el número de musulmanes en España es de 1.919.000; de los cuales 1.100.000 están empadronados y de éstos 800.000 son marroquíes. El resto han ido consiguiendo la nacionalidad española, como Hafida, la que se alegró de la masacre y no quiere enterrar a su hermano mártir en el país de los incrédulos.

A pesar de que al menos el 50% de los marroquíes varones están en paro (las mujeres no trabajan), el 92% tiene permiso de residencia permanente. ¿Por qué? ¿Es que las fuerzas políticas están interesadas e implicadas en la islamización? Y si no trabajan, ¿de qué viven? Notoriamente de las ayudas sociales.

Inmigrantes ilegales. /Foto: elconfidencial.com.

La islamización creciente en cifras

Con la nacionalidad española son más de la mitad en Gerona y Málaga. En 2012, de cada 100 musulmanes, 31 tenían pasaporte español. Ahora son 43. En Gerona, Lérida, Tarragona, Castellón, Murcia y Almería son más del 10%, y su demografía es expansiva. En Melilla son el 53% y en Ceuta el 43%. Hay algunos pueblos prácticamente musulmanes como Albuñol (Granada) y La Mojonera y Níjar (Almería). En Huelva los que tienen pasaporte español son el 43% y en Almería, el 31%. La nacionalidad española se ha devaluado tanto que ya hasta la tiene Hafida Oukabir, la que no tiene enterrar al criminal de su hermano en la tierra de los incrédulos, en la que ella vive y se beneficia de sus servicios públicos.

Buque María Zambrano, con la cubierta atestada de inmigrantes ilegales. /Foto: elconfidencial.com.

Los que llegan en pateras como una autentica invasión que tiene su cabeza de puente en Andalucía son todos musulmanes (en una patera camino de Lampedusa, los musulmanes tiraron por la borda a los cristianos). Solo a las playas de Cádiz han arribado 13.000. Hasta julio fueron más de 20.000 en toda Andalucía. En junio, arribaron a Andalucía más que a Italia, Malta y Grecia juntas.

La islamización de España es un problema mayor que el separatismo (los separatistas no se reproducen) y ha llegado el momento de afrontarlo.