Enrique de Diego.
Eres una petarda, Ada Colau. Y no te enmiendas, cada día eres más petarda. Eres una hortera de bolera. Y una bruja apestosa y maloliente. Merece un estudio el desquicie y la alucinación de una ciudad como Barcelona para que tú, santa patrona del top manta, protectora de los narcopisos, enemiga declarada de la seguridad y la Guardia Urbana, inútil total, marisabidilla progre, haya llegado a alcaldesa.
No tienes ni puta idea de nada, sólo de enlazar una estupidez tras otra, poniendo caritas de monja laica. Nos has contado tu vida sexual sin que le interese a nadie, so petarda. Tienes un afán de protagonismo que te corroe. Un interés por dar la nota y ser el muerto en el entierro.
Tienes a Barcelona hecha una cochambre. La Plaza de Cataluña tomada por tus amados manteros. El Raval convertido en un vertedero. Los barrios patas arriba. El centro sucio. Peleas y navajazos a todas horas mientras tú, como Nerón, tocas el arpa.
La tienes cogida con el Belén con un odio atávico a la religión. Lo decente es que no pongas ningún Belén y, como la bruja que eres, prohíbas la Navidad, como si no hubiera existido. Pero eso no va contigo. Tienes que ofender por ofender. No sabes más que aplicar la piqueta con idiocia postmoderna. Hueles de rancia que eres. Cada año, el Belén de Barcelona es una cagada, un ninguneo, una parida cultureta y una chorrada vomitiva. En el 2014 fueron siluetas; en el 2015 más siluetas pero más horteras; en el 2016, burbujas transparentes. Y este año ya has rizado el rizo en niveles de abstracción mostrenca y garrula. Jesús-Niño ni está ni se le espera en Barcelona, representado en una silla con un babero en el que se lee Jesús. Lo único que identifica no se sabe qué es esa palabra de Jesús. En otra silla hay un manto azul y blanco con su aureola gris, que ha de ser, se supone, la Virgen María. Y en otra silla, una corbata y unos tirantes representan al buenazo de San José, que nunca usó tales prendas. Tres sillas con coronas, los Reyes Magos. Y tú, Ada Colau, deberías estar de caganet con tus generosas posaderas al aire.
¡Has perdido el rumbo, pedazo de bruja! Humillas y ridiculizas a cuantos te votaron dejándoles como unos perfectos imbéciles. Métete esa parodia por tu esfínter, alcaldesa de la mierda. Deja de tomar el pelo a la gente. No eres ni capaz de respetar las tradiciones porque tú, Ada Colau, careces de identidad y de vergüenza.
En tu podredumbre maloliente esta macarrada es, en cierta forma, un homenaje, porque tienes que buscar titulares y protagonismo con el Belén que volverá a estar en Barcelona como Dios manda cuando tú seas un eco lejano y bastardo de la estupidez.