Miguel Sempere.
¿Hay alguna razón lógica para explicar que el torso de Heidi Paz Blunes aparezca el 13 de agosto en una maleta en medio de un incendio provocado y no sea identificada con la prueba del ADN hasta el 15 de noviembre? Ninguna, fuera de una concatenación de fallos humanos, de una auténtica chapuza policial y del médico forense.
César Román Viruete, un estafador vocacional, un mentiroso compulsivo, un personaje violento, desapareció en julio, o así fue denunciado por su familia en un cuartel de la Guardia Civil de Valencia. Esto de la denuncia de desaparición es también una constante en la vida del rey del cachopo e infunde sospechas sobre cierto nivel de colaboración en sus andanzas por parte de la familia. Tras la estafa a Plataforma por Cataluña, la familia denunció su desaparición. Tras la estafa a seis jóvenes periodistas en el diarioelaguijón.com, la familia denunció la desaparición. Los cheques sin fondo los firmaba Natividad, Nati, su exesposa.
Se denuncian, por lo general, la desaparición de ancianos enfermos de Alzheimer y de niños o jóvenes dependientes, pero de una persona de 45 años, que aparece y reaparece, es mucho menos habitual. Sugiere un modus operandi de ganar tiempo, porque la búsqueda de un desaparecido es una prioridad más bien baja para las fuerzas policiales.
El rey del cachopo era un falsario pero se movía en entornos conocidos y la doble vida no podía llevarla en su ámbito familiar, allí por fuerza era César Román Viruete de verdad.
Sin que se sepa por qué, desaparecido Román tan oportunamente denunciado, no se establece una relación directa entre el torso aparecido en la nave que tiene alquilada en Usera y la novia del falsario, Heidi Paz. El médico forense -que Santa Lucía le conserve la vista- considera que los restos son de una mujer caucásica, lo cual, además de un error, como se ha visto, es mucho suponer de principio cuando los restos han sido impregnados de sosa caústica y han pasado por un incendio. Alguien especula con la posibilidad de que sea una especie de aviso mafioso. Muchas películas han visto en el Grupo VI de Homicidios.
No es hasta el 13 de septiembre, cuando se toman muestras de ADN de la madre de Heidi. Ya tenemos un mes de dilacción. A César Román Viruete le ha dado tiempo a salir de España, volver e irse de nuevo, recorrer el mundo y hacerse con una nueva identidad. De hecho, al menos se le sitúa en Málaga y luego en Zaragoza. No hay ninguna orden de detención, ni tan siquiera por estafa.
Desde Miami, la hermana Vanessa Paz llama a la Policía urgiendo a que se conozca si su hermana está viva o no. Parece que la presión de la familia es fundamental, pero lo cierto es que corre el tiempo y no pasa nada. Al parecer, los laboratorios de Policía Científica tienen un enorme atasco.
Entre finales de octubre y primeros de noviembre, el periodista Juan Diego Quesada de El País destapa el caso en exclusiva y hace famoso a César Román Viruete. Salta, pues, a la opinión pública y es entonces cuando la Policía empieza a darse algo de prisa. Porque empieza a estar en todos los medios. Al principio, con resabios de novela picaresca, luego con todo lo escabroso de una tragedia.
En una reunión de Policías de Homicidios con periodistas, tras la detención de César Román Viruete, los policías han venido a decir que es que la gente ve mucho CSI. Pues no les vendría mal a ellos ver de vez en cuando un capítulo. No es de recibo tardar tres meses para identificar un cadáver cuando, desde el principio, la identidad era obvia.
Además, obran en poder de la Policía mensajes de whatsapp de César Román a Heidi Paz con claras amenazas. Hay demasiado de Mortadelo y Filemón en toda esta triste, terrible y patética historia.
Según informa la prensa hondureña, Heidi tenía previsto viajar a Honduras a visitar a sus dos hijos. Esos fueron sus últimos planes. La familia está pidiendo ayuda al Gobierno hondureño para poder repatriar los restos.