Luis Bru.
El Español de Pedro J se encamina raudo hacia el hundimiento. La auditoría de KPGM Auditores hace sonar todas las alarmas. Por de pronto, «la acumulación por las pérdidas presenta un patrimonio neto por debajo de las 2/3 partes del capital social a 31 de diciembre de 2017«. De no haber un cambio radical en la tendencia, la Ley le obliga «restablecer el equilibrio patrimonial«, de forma que «se deberá reducir el capital, en el caso de que de transcurra un ejercicio social sin haber recuperado el patrimonio neto«.
Si bien El Español reconoce unas pérdidas de 1.920.041,45 euros en el ejercicio de 2017, según nuestro plantel de expertos -directivos de empresas y contables experimentadas- esas pérdidas pueden ser mucho mayores de hecho. Nuestro plantel sospecha que las cuentas están maquilladas, y de hecho la auditoría de KPGM establece serias reservas. Los tres agujeros negros son:
1.- Activos por impuesto diferido, El Español contabiliza 2.348.849 euros. La autitoría de KPGM señala que «debido a lo significativo del saldo de los activos por impuesto diferido y la incertidumbre asociada a su recuperación se ha considerado un aspecto relevante de la auditoría» y que implica «un elevado grado de juicio por parte de los administradores de la sociedad».
Para que se entienda, El Español asegura que la Agencia Tributaria le adeuda la friolera de 2.348.849 euros, que se puede descontar si se dan dos condiciones: que tenga ganancias fiscales suficientes en el futuro y que ese futuro sea en el transcurso de los próximos diez años. En otro caso esa cantidad sería literalmente ficticia.
2.- Inversiones en empresas del grupo y asociados: 1.360.684. A los que pueden sumarse otros 300.000 euros de créditos a terceros. Nos situamos en 1.660.684. La empresa El León de El Español SA ha montado su propio holding. Hemos de suponer que se trata de los nueve digitales que han sumado su URL a la de El Español para incrementar su audiencia. No lo podemos saber bien porque las empresas del ‘holding’ no están consolidadas, por la escasa entidad de las otras empresas. La auditoría establece que El Español «posee participaciones en sociedades dependientes». Es decir, o bien ha comprado accionariado o esas empresas tienen que devolverle ese dinero, pero, por de pronto, ha empezado a deberse a sí mismo y eso hace el cobro más difícil.
3.- Deudores comerciales: 3.550.290,09. Una cantidad muy elevada de morosidad cuando la cifra de negocios sólo supera los 6 millones de euros.
Por tanto, hay serios interrogantes de que el capital social establecido a finales de 2017 en 10.539.165,12 euros sea actualmente mucho menor. Bastaría, por ejemplo, que El Español no obtuviera ganancias para que los 2.348.849 euros de activos por impuesto diferido fueran papel mojado. ¿Devolverán las empresas asociadas los 1,6 millones de euros? Otras experiencias imponen establecer serias dudas. En cuanto a la elevada morosidad, introduce también un serio interrogante en caso de profundización en la crisis económica, como apuntan algunos observadores.
Por supuesto, la auditoría se remite al plan de negocios de la empresa que prevé beneficios, pero el plan de la empresa ha perdido credibilidad en cuanto ha tenido que ser rectificado. Según se manifestó públicamente, el plan originario establecía la pérdida de 3 millones el primer año, 1, el segundo y el tercero debía haber dado ya beneficios. No es el único dato poco alentador. Tal y como ha informado Rambla Libre, los suscriptores, que iban a ser un pilar fundamental de la llamada financiación mixta, han bajado de 12.000 a 8.000, representando unos ingresos de sólo 676.791 euros. Nada indica, dado el bajo pulso informativo de El Español, ayuno de exclusivas y escasamente crítico con el Gobierno, que esa tendencia haya variado.
Nuestro panel de expertos a la vista de todos los datos y del contexto señalan como conclusión que «El Español entrará en fase crítica en dos años». Camina decidido y a toda máquina hacia el hundimiento.