Enrique de Diego.
César Román Virueta lleva desaparecido desde julio. Lo raro es que no esté en prisión. El País ha hecho un espléndido reportaje. A él le habrá encantado porque se alimenta del dinero de los demás y del afán de protagonismo.
El sueño dorado del rey del Cachopo era una gran mentira. Esta es la gran estafa de César Román Virueta, en paradero desconocido desde finales de julio https://t.co/5ADjvUqerP
— Juan Diego Quesada (@jdquesada) October 27, 2018
La última estafa montada por César Román, que hasta el momento actúa a cara descubierta y con su nombre, ha sido en el ámbito de la restauración en donde, con puro humo, letras sin fondo y apoyo del Banco de Sabadell, ha montado cinco locales, alquilado naves, ha impulsado una franquicia y se ha exhibido por las redes.
Dicen que está desaparecido, no lo creo. Al parecer, su familia ha denunciado su desaparición. No lo creo. Seguro que le dan cobertura. Tiene muchas denuncias y debería ser detenido cuanto antes para ponerle a buen recaudo. Cuando fui despedido de Intereconomía, diciembre de 2011, César Román Virueta, pequeñín casi enano, se presentó como director del digital El Aguijón y en calidad de tal sacó informaciones y entrevistas. Cuando inicié una breve aventura en Radio Libertad, estuvo de contertulio en mi programa, lo cual lamento, presentándose como portavoz de la Liga Anticorrupción, un movimiento asociativo.
Lo grave es que a mis espaldas, empezó a hablar con becarios y técnicos, ofreciéndoles el oro y el moro si iban a trabajar con él en El Aguijón, donde les organizaba un máster de seis meses o más, y luego les hacía contrato con retribuciones elevadas para el sector. Cuando exigieron que les pagara, recurrió a una de sus armas de estafador: les entregó cheque sin fondos. Yo también fui víctima: me planteó un libro de investigación sobre Esperanza Aguirre para la editorial Rambla y me pidió dinero como adelanto: rebajando sus pretensiones se llevó 500 euros.
Lleva toda la vida estafando. No montará otra cosa que estafas. Conviene pararle cuanto antes. La estafa es una vocación. No ha desaparecido, se ha escondido, organizando su próxima estafa. Al estafar no sólo vive del dinero y el esfuerzo de los demás sino que trata de sacudirse sus complejos y mostrar una extraña superioridad de mentiroso y enfermo mental.