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«Es mejor que muera», los narcotraficantes africanos impidieron pedir ayuda para Desirée

Redacción




Virginia Montes.

Los detalles que la investigación de la Fiscalía y los interrogatorios están desvelando sobre la muerte de la menor Desirée Mariottini son espeluznantes. No solo no pidieron ayuda cuando vieron que Desirée estaba agonizando, sino que evitaron que cualquiera de los presentes lo hiciera. «Es mejor que muera«, habrían dicho los cuatro presuntos asesinos, dirigiéndose a los visitantes del edificio abandonado en Via dei Lucani, en el barrio de San Lorenzo, en Roma. Nadie fue «autorizado» para solicitar la intervención de una ambulancia, al menos hasta que la niña aún estuviera viva. De hecho, la solicitud de ayuda a emergencias provino de un teléfono público al amanecer del viernes 19 de octubre, cuando el corazón de Desirée Mariottini dejó de latir, después de aproximadamente 12 horas de agonía lenta. Tal vez, si las bestias que la asesinaros hubieran permitido la llegada de personal sanitario se hubiera salvado.

Según la evidencia reunida por los investigadores, la orden de no llamar al 112 fue dada por los que mandaron en ese lugar infernal: los traficantes de drogas. Un poder dado por la disponibilidad de la droga, que esclaviza a quien conduce al túnel de la adicción.