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El primer marido de Cruz Sánchez de Lara ha terminado arruinado y enfermo

Redacción




Luis Bru.

Los temores crecientes del entorno del periodista riojano Pedro J Ramírez a que sea llevado a la ruina por su actual esposa Cruz Sánchez de Lara se fundan en el elevado nivel de gastos que ha impuesto a su vida de lujo -tiene chófer y personal shopper, a costa del bolsillo de Ramírez– y en el hecho de que la polémica abogada feminista llevó a la ruina a su primer marido, el prestigioso y adinerado abogado cacereño Juan Carlos Iglesias Toro.

Amigas de la que entonces que llamaba Mari Cruz Sánchez Sorzano contactadas por Rambla Libre cuentan que en su etapa de estudiante vivía en un piso sin ascensor en la Plaza Marrón y vestía de vaqueros y jerseys. «Estaba totalmente deslumbrada por los coches de alta gama de Juan Carlos y el nivel de vida de los sitios donde la llevaba. Ella no hacía más que comentarlo».

Los Ramírez, en la fiesta de Vanity Fair.

La familia del primer marido era adinerada, con un despacho de prestigio, especialmente en el tema laboral. Cruz Sánchez de Lara fue mal estudiante. «Tardó en sacar la carrera», incluso pudo ser beneficiada por los contactos de la familia Iglesias. En ese momento, militaba en el Partido Popular y formaba parte de la junta directiva de Nuevas Generaciones de Villanueva de la Serena.

Según dichas fuentes, «la familia de Juan Carlos«, al que definen como persona «muy noble y muy buena», «la trataba muy bien«; el suegro «se deshacía en elogios hacia ella«. También señalan que «Juan Carlos estaba muy enamorado de ella. Él sólo veía por ella y el niño lo tenía todo». Vivían en una zona residencial, con un amplio piso enfrente del centro comercial Ruta de Plata (Eroski).

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Alberto Closas Jr. /Foto: youtube.com.

Como sentencian las fuentes, «ella le destrozó la vida tanto a nivel sentimental, personal y, sobre todo, profesional«. La ruptura del matrimonio se produjo por el adulterio de Cruz Sánchez de Lara con el empresario Alberto Closas, hijo del actor del mismo nombre, con el que se fue a vivir a Madrid. A los cinco años de un divorcio por mutuo acuerdo, en el que Juan Carlos Iglesias Toro se portó con gran generosidad económica, Cruz Sánchez de Lara inició una auténtica persecución judicial contra él. Actualmente, Iglesias Toro va a ser operado de un pie equino, deformación producida tras cinco años en cama, tras un ictus y diversas operaciones a vida o muerte. Vive en un pueblo de Cáceres de su pensión de discapacidad y de los ingresos de su segunda esposa como profesora de Instituto.

En la sentencia del juicio por malos tratos psicológicos que ella le planteó, la única declaración de Iglesias Toro que se recoge es en la que describe a Cruz Sánchez de Lara como una persona «ambiciosa económicamente«. De hecho, como comentan sus amigas de entonces, fue a raíz de su matrimonio con Iglesias Toro «cuando empieza a vestir bien», de modo que «derrochaba mucho«.

Pedro J Ramírez pasa por una mala etapa profesional. Su digital El Español es un fracaso. Las pérdidas reconocidas en 2017 se establecen en 1.920.041, 45 (en el tercer año, en el que Ramírez consideraba que entraba seguro en beneficios). Además su contabilidad contempla 2.348.844 euros de impuesto diferido; es decir, afirma que la Agencia Tributaria le debe esa cantidad que se puede descontar en caso de obtener beneficios. Y 1.660.684 euros que establece como inversiones en «empresas del Grupo», ¿qué Grupo?. Esa cantidad sugiere la compra de audiencia a través de la incorporación como portales; el último Vandal, especializado en videojuegos (1,7 millones de usuarios únicos). Recientemente, José Ramón Fernández, experto en audiencias, acusaba a Ramírez de hacer trampas y situaba la audiencia real de El Español en 5,3 millones de usuarios únicos, como mucho. En el terreno clave de las suscripciones puede hablarse de una auténtica desbandada: en 2016 ingresó 825.875 euros, mientras en 2017 descendió a 676.791.

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