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El calamitoso Gobierno Sánchez quiere recurrir a las prohibiciones y los ajustes de cuentas

Redacción




Javier García Isac. Director de Radio Ya.

El gobierno del socialista Pedro Sánchez, a falta de ofrecer resultados concretos en una legislatura cuya gestión está resultando calamitosa, recurre a los tópicos de la  izquierda que tan buenos resultados pareció ofrecerles en el pasado. Tira de lo que conocemos como manual del buen progresista, y acude a un recurso muy aseado como es Franco y la reforma de la actual ley de memoria histórica. El asunto es tan manido y han abusado tanto del mismo, que ya no es suficiente con profanar la tumba de quien fuera Jefe del Estado durante casi 40 años, ahora se trata de ilegalizar y prohibir las asociaciones que considere franquistas, empezando por la Fundación que lleva su nombre.

El gobierno pretende modificar muy a fondo la actual ley, como si esta no fuera ya lo suficientemente sectaria, y sustituirla por una bien distinta que se deje de cortinas de humo y falsas reconciliaciones y acuda directamente a las prohibiciones y a los ajustes de cuenta históricos. Una ley abiertamente revanchista, que sin ningún tipo de pudor ni rigor histórico decida por decreto quienes fueron los buenos y quienes los malos, quienes merecen el calificativo de víctimas y quienes de verdugos y sobre todo y muy importante, generar un relato único de lo que fue nuestra contienda civil y el franquismo.

Dolores Delgado y Baltasar Garzón. /Foto: abc.es.

Como nos decía la ministra de justicia Dolores Delgado, la amiga del ex juez prevaricador Baltasar Garzón y del ex comisario Villarejo, uno de los aspectos claves de esta reforma que desea llevar a cabo el actual gobierno con la complicidad de todos aquellos que perdieron la guerra y fueron derrotados por Franco es declarar la nulidad de las sentencias dictadas por los tribunales de excepción, además de “impulsar desde lo público las exhumaciones, crear una comisión de la verdad, resignificar el Valle de los Caídos y retirar toda la simbología de la guerra civil, sancionando a quien se resista a ello”.

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Otra de las grandes ocurrencias de este “ramillete de sabios” que conforman el gobierno del socialista Sánchez es la de reabrir la oficina de víctimas del franquismo y estudiar la manera de ilegalizar las asociaciones, fundaciones u organizaciones que hagan apología del franquismo. La ministra, en declaraciones realizadas el pasado julio del 2018 apostilló que la recién creada Dirección General de Memoria Histórica “establecerá planes de búsqueda de desaparecidos y procederá a la publicación de un censo oficial de víctimas de la guerra civil y la dictadura”. Este matiz es más peligroso y sectario de lo que imaginamos, pues implícitamente, quiere darnos a entender que las víctimas de la guerra civil lo son también del franquismo, incluso si son muertos provocados por los crímenes de la izquierda. Hablarnos de crear un censo de víctimas de la guerra civil, existiendo ya uno detallado y dado por buenos por investigadores e historiadores serios, nos da una idea de lo que en verdad se persigue y se busca, que en ningún caso tiene que ver con resarcir a víctimas ni honrar su memoria, entre otras cosas, porque todo de lo que ahora se nos habla estaba ya más que superado.

La izquierda sigue buscando la creación del relato único que todos debemos dar por bueno y negándonos la posibilidad de disentir. La izquierda habla de justicia universal y derechos humanos para sucesos de hace más de 80 años, pero niega dignidad y justicia para las víctimas de ETA, por sucesos mucho más recientes. Les molesta “hablar de los más de 300 crímenes de la banda izquierdista sin resolver”, pero quiere reescribir un censo de muertos durante nuestra contienda que ya tenemos. Y la ideóloga de todo esto, la encargada de ponerlo en práctica e iniciar su funcionamiento, no es ni más ni menos que Dolores Delgado, la feminista que considera que su compañero en la Audiencia Nacional y ahora en el consejo de ministros, Grande Marlaska, es una “nenaza y un maricón” , aquella que no denunció la confesión de la comisión de un delito cuando su amigo el ex comisario Villarejo le hablaba de una red de extorsión vaginal, y la que comentaba de forma anecdótica como sus “colegas” se tiraban jovencitas y menores en un viaje de trabajo a Cartagena de Indias en Colombia. Son sujetas como esta los que pretenden darnos lecciones de moral y reescribir la historia, los que desean prohibir asociaciones, partidos o fundaciones que discrepen del relato histórico que nos está preparando y los que desean encarcelar y multar a los que ellos entiendan no son lo suficientemente sumisos.