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George Soros: El alma gélida del psicópata

Redacción




Enrique de Diego.

De la entrevista se expande un aire helado, que atraviesa la piel y se enreda en los huesos. Estamos ante un psicópata, sin ninguna empatía por las víctimas, que responde con una absoluta frialdad y que carece de cualquier sentimiento moral. Todo se reduce a una cuestión de mercado: si no lo hiciera él, lo hubiera hecho cualquier otro. Con ese principio, cualquier aberración es legitimada. Por lo menos el jefe del campo de exterminio de Auschwitz recibía órdenes; George Soros, no. George Soros no fue ni tan siquiera un colaboracionista nazi, ni un miembro del sommerkomando judío encargado de recoger los despojos de las víctimas del zyclon BX, sino que fue directamente un nazi.

La entrevista fue realizada en los años 90 por la CBS, cuando George Soros empezaba a sonar como financiero especulador de moneda. George Soros, un nombre en esperanto que ha borrado sus raíces judías del apellido Schwartz, se dedicó durante la segunda guerra mundial a ayudar a confiscar propiedades de los judíos perseguidos y a apropiarse de sus bienes. Se estima que en Hungría 402.000 judíos fueron llevados a campos de exterminio y asesinados. Soros no recogía sus despojos sino sus propiedades.

Carece de sentimiento de culpa, también de cualquier atisbo de piedad. Fue el nazi perfecto, la quintaesencia del nazi. La Soah, el Holocausto, siempre estuvo signado de un profundo sentimiento de culpa. Adolf Hitler nunca visitó los campos levantados por su inmensa voluntad de odio. Heinrich Himmler sólo visitó en dos ocasiones Auschwitz. Todos los planes, puestos en marcha por Reinhard Heydrich, el «hombre de corazón de hierro», y Adolf Eichmann, se llevaron en secreto y se velaron mediante una gran cantidad de eufemismos: «solución final», «traslado al Este», «reasentamiento», «trato especial», «actos soberanos fuera del alcance de los jueces»…Soros no muestra ni tan siquiera este trasfondo culposo . Se describe como un «espectador» y recurre a la metáfora de los mercados.

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Este es el psicópata al que Alberto Garzón rinde pleitesía calificándolo de «filántropo», el fundador de organizaciones supuestamente altruistas como Médicos sin Fronteras o Human Rights. A través de la Open Society, este patente psicópata ha regado con 32.000 millones de dólares a organizaciones diversas con el fin de acabar con la civilización cristiana y las identidades de las sociedades europeas. Lo ha hecho financiando a la izquierda y a la extrema izquierda en la línea de la corrección política, presentándose como un benefactor de las minorías, y propiciando movimientos tectónicos migratorios mediante la promoción de una política de fronteras abiertas.

Cartel contra Soros en la pasada campaña electoral.

De su contabilidad, filtrada por Wikileaks, se comprueba que tiene bajo control a un tercio de los europarlamentarios, entre ellos a todos los del grupo de Podemos, empezando en su día por Pablo Iglesias. También tiene al dictado al borracho de Jean Claude Juncker. Es el hombre que ha sido recibido en La Moncloa por Pedro Sánchez para marcar la política migratoria a fin de apuntalar a Ángela Merkel.

Según la web oficial de Open Society, «nuestro nombre refleja la influencia que la filosofía de Karl Popper tuvo en nuestro fundador. En su libro La sociedad abierta y sus enemigos, Popper sostiene que ninguna filosofía o ideología puede tener la última palabra sobre la verdad, y que las sociedades solo pueden prosperar cuando permiten la gobernanza democrática, la libertad de expresión y el respeto de los derechos individuales». Es una interpretación perversa y relativista de Karl Popper, quien era partidario del racionalismo crítico y la búsqueda de la verdad, y no del relativismo, pero que encuentra algún fundamento en aras de la destrucción de la identidad de las sociedades. Popper igualmente criticaba la ingeniería social y proponía como alternativa la ingeniería social fragmentaria, en grupos humanos reducidos. Soros ha explicitado que Europa es un territorio apto para su ingeniería social fragmentaria destructiva: cultura de la muerte -ha financiado la campaña proaborto en Irlanda-, inmigración islámica, legalización de las drogas.

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Acción de Femen, grupo financiado por George Soros. /Foto: culturacolectiva.com.

George Soros no es un socialista, aunque los socialistas hayan aceptado de buen grado su chequera tras la caída del Muro de Berlín, sino un liberal, cuya única referencia -como deja claro en la clarificadora y gélida entrevista- es el mercado o los mercados. Ha corrompido igualmente a gran número de partidos conservadores, haciéndoles oscilar hacia la corrección política, y ha intensificado su presencia en los medios de comunicación y en redes sociales, invirtiendo en Facebook, CNN, Wall Street Journal, propietario de The Guardian, socio de Jaume Roures, financiador de El Independiente, El Confidencial, El País. De ese modo, mediante una tiranía mediática, chantajea y amedrenta a los partidos políticos. Obsesionado con promover una escalada bélica contra Rusia, George Soros fue el principal financiador de la campaña de Barack Husein Obama y de Hillary Clinton, junto con los jeques de Arabia Saudí. Ha promovido la crisis de Ucrania, el feminismo, Femen. Propició la llegada masiva de refugiados en 2015. Sus víctimas son ya incontables y ha puesto las bases de conflictos étnicos y religiosos muy graves para el futuro.

Es uno de los mayores psicópatas de los tiempos modernos, y la entrevista, ahora rescatada, lo deja claro. La esperanza estriba en que en 2017, en una conferencia en París, afirmó que «todo lo que pueda salir mal está saliendo mal». Este extraño nazi de raíces judías merecería ser juzgado por crímenes contra la Humanidad.