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El PP merece desaparecer

Redacción




Editorial.

El Partido Popular pudo derogar la Ley de Memoria Histórica. No hizo nada. El Partido Popular pudo derogar la Ley Integral de Violencia de Género. No hizo nada. El Partido Popular pudo derogar la Ley Aído del aborto. No hizo nada. El Partido Popular pudo reformar el Consejo General del Poder Judicial. No hizo nada. El Partido Popular pudo bajar los impuestos. Los subió. El Partido Popular pudo cumplir las leyes de inmigración. No hizo nada.

El Partido Popular dice ahora que en otoño establecerá su postura respecto al aborto para volver a la Ley de despenalización en tres supuestos. Dice también que combatirá la ideología de género. Vuelve a estar a favor de bajar los impuestos.

El Partido Popular quiere presentar como novedosas posturas que ha llevado sistemáticamente en sus programas electorales. Esa tremenda y completa corrupción ideológica del PP por la que sistemáticamente ha traicionado a sus electores gobernando con las posiciones y leyes de la izquierda se ha hecho con Pablo Casado de portavoz de esta abyecta componenda, con los mismos diputados y senadores, con los mismos cargos y militantes, con el mismo PP.

Esa cultura de la mentira y el entreguismo no empezó con Mariano Rajoy, viene ya de José María Aznar, quien no emprendió ninguna reforma regeneradora, ni despolitizó el Consejo General del Poder Judicial, que fue una promesa en firme. Pablo Casado ha participado de esa corrupción ideológica, de ese inmenso engaño, en posiciones siempre de responsabilidad, sin que se le haya escuchado ni la más mínima crítica ni el más leve disentimiento, al igual que los diputados, senadores, cargos y militantes. Quienes hicieron críticas al abandono de la defensa del derecho a la vida fueron expulsados.

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El Partido Popular no tiene ninguna credibilidad. Siempre ha presentado alas o falsos sectores para cubrir el espacio a su derecha. En la medida en que ese engaño ha sido reiterado y fallido, ahora la corriente central del Partido Popular trata de cubrir esa brecha. Nada nos indica que no estemos ante una nueva traición con el único interés de mantener los puestos y el espacio electoral. De hecho, cada uno de sus movimientos se caracteriza por la tibieza, la falta de convicción y el tacticismo.

Tras tantas mentiras y engaños, no le concedemos ni el beneficio de la duda al Partido Popular, que merece desaparecer.