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Roberto Centeno y Juan Carlos Bermejo: Sánchez e Iglesias, dos miserables al servicio de la oligarquía

Redacción




Roberto Centeno. Catedrático de Economía y Juan Carlos Bermejo. Empresario y militante de Ciudadanos.

En las últimas horas, y tras la llegada de Sánchez al Gobierno, ha vuelto a aflorar el controvertido asunto de la continuidad de las SICAV.

Inmediatamente, distintos personajes mediáticos de la economía se han apresurado a defender a capa y espada la bondad de las SICAV y la gran utilidad que suponen para el país, tachando de demagogia y falacia el mantra de que no son más que instrumentos legales para que los ricos paguen menos que el resto de los mortales.

Ese grupo de analistas que no analizan, por todos conocidos, con claro perfil televisivo, que parece que defienden a los ciudadanos pero en realidad están en la nómina de las élites de la oligarquía política y económica, son las conocidas como Coartadas del Sistema, y entre ellos se encuentran personajes como Rallo y Lacalle en un bando, o Díez y Bernardos en el otro.  

Para hablar en un lenguaje sencillo y que los lectores lo entiendan sin frases farragosas y rimbombantes, les diremos que las sociedades de inversión de capital variable (SICAV) son Instituciones de Inversión Colectiva (numerosos socios) creadas por el PSOE de Felipe González para retener el capital de las grandes fortunas ante la posibilidad de que éstas se lo llevaran a otros países.

Funcionan como los Fondos de Inversión, y como estos, tributan al 1% en el impuesto de sociedades por sus beneficios, mientras que las empresas tributan al 25%. Sus socios, al cobrar dividendos, tributan igual que el socio de una empresa, es decir, el tipo del rendimiento del capital mobiliario (entre el 19% y el 23%). En resumen, si una SICAV tiene un beneficio anual de 1.000.000 euros a los socios le quedan 762.300 euros limpios mientras que en una empresa normal a los socios le quedan 577.500 euros.   

Los inversores que participan en una SICAV son accionistas (compran acciones), mientras que en un Fondo de Inversión son partícipes (compran participaciones). Para constituir una SICAV hace falta un mínimo de 100 socios y un capital mínimo de 2,4 millones de euros.

Teóricamente, en la SICAV un socio tiene más capacidad de gestión y decisión que en un Fondo. La realidad es que, dado que el 99% de los ciudadanos no tienen ese nivel de inversión, la SICAV la formaliza una persona o una familia aportando el 99% del capital para tener el poder absoluto de decisión y se buscan a otros 99 empleados a los que les cede el 1% del capital para cumplir con la norma. En definitiva, sirven para que las grandes fortunas ganen más dinero y compitan de forma desleal respecto al resto de sociedades mercantiles y empresarios autónomos que suponen el 99% del tejido empresarial español.

Tanto las organizaciones de Técnicos como Inspectores de Hacienda han subrayado en innumerables ocasiones que las SICAV, o se regulan de forma eficaz y dejan de ser un fraude con forma legal limitando las aportaciones máximas a un 5% por socio para que sean realmente unas sociedades colectivas, o deben desaparecer.

Sin embargo, ante el cerco que la Agencia Tributaria puso a las SICAV, hasta el punto de tenerlas contra las cuerdas, el Congreso de los diputados, dirigido por una iniciativa del Gobierno de Zapatero con el beneplácito de PP y nacionalistas, decidió quitar la competencia de control de las SICAV a la Agencia Tributaria y dársela a los lacayos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, para que de esta forma puedan campar a sus anchas sin ser molestados.

Actualmente, se contabilizan unos 30.000 millones de euros invertidos en SICAV en España. Las Coartadas del Sistema alegan que sería un desastre para España si estas “grandes fortunas” huyen del país. Lo cierto y verdad es que no supondría ningún problema, ya que esa cantidad es menos de un 0,01% de la inversión societaria y además la “huida” de oligarcas oligopolistas motivaría sin dudas del aterrizaje de nuevo capital inversor destinado al libre mercado.

Como era de esperar, Sánchez e Iglesias, dentro de su negociación de los PGE 2019 han descartado la erradicación de las SICAV, lo que constituye un nuevo fraude de estos dos  miserables totalitarios guerra civilistas defensores de los enemigos de España.