Virginia Montes.
Nueva Zelanda quiere luchar contra la inflación de precios prohibiendo a las personas con poder adquisitivo por encima de los locales comprar casas. Con pocas excepciones, los extranjeros ya no podrán comprar propiedades residenciales en Nueva Zelanda. Es la ley que acaba de votar en la isla para luchar contra el estallido de bienes raíces.
En un contexto más político, permite que la Primera Ministra del Trabajo (centroizquierda), Jacinda Ardern, cumpla una de sus promesas de campaña electoral. De hecho, había jurado a sus electores hacer bienes inmuebles asequibles. Debe decirse que los precios se han disparado en el país de la nube blanca larga: los bienes inmuebles han aumentado en un 30% en cinco años, un aumento dos veces mayor que el crecimiento de los salarios.
Y esto naturalmente tiene un impacto en el país, que se queda con su tasa de propiedad más baja en 60 años. «Este es un paso muy importante que demuestra la determinación de este gobierno de permitir que más neozelandeses realicen su sueño de ser propietarios de una vivienda. Esta reforma asegura que el mercado de nuestros hogares se establecerá en Nueva Zelanda y no en los mercados internacionales «, dijo el ministro de Desarrollo Económico, David Parker.
El gobierno ha seguido atribuyendo esta crisis inmobiliaria a los inversores extranjeros, cuyo poder adquisitivo a veces es mucho mayor que el de los neozelandeses. Queda por ver si la medida será efectiva. Especialmente porque los australianos, que son el segundo grupo más grande de inversores extranjeros detrás de los chinos, todavía podrán comprar residencias bajo un acuerdo de libre comercio entre los dos países.