Miguel Sempere.
Inmigrantes africanos han tomado las calles adyacentes a la Dirección General de la Guardia Civil, en la calle Guzmán el Bueno, de Madrid. Su zona de influencia incluye la Clínica La Luz y la sede central de la Agencia Tributaria. Los inmigrantes africanos, obviamente en situación ilegal, desarrollan la prescindible función de gorrillas, que es una forma de extorsión a los conductores, que les pagan un euro porque están convencidos de que en otro caso su coche puede sufrir desperfectos. Se da, en este caso, la circunstancia de que entre los extorsionados se encuentran no pocos guardias civiles que acuden a su lugar de trabajo. Esa es la aportación a la economía española de quienes la izquierda decía que venían a pagarnos las pensiones.