Virginia Montes.
Ángela Merkel es hoy un pálido reflejo de aquella mujer que fue considerada la más poderosa del mundo. Se enfrenta a las recriminaciones de Donald Trump por su falta de inversión en defensa, a la posibilidad de aranceles a sus coches, a un enfriamiento de la economía alemana y una situación de alta tensión con su socio de Gobierno y de coalición la CSU bávara.
Tiene por delante una situación política muy delicada, con las elecciones decisivas el 14 de octubre en el länd de Baviera donde el previsible ascenso de Alternativa para Alemania puede trastocar definitivamente los equilibrios en los que se ha basado la política alemana desde el final de la segunda guerra mundial, con un descenso importante de los socialdemócratas. Unas elecciones que pueden hacer estallar el agonizante Gobierno de la actual Merkel.
Esta es la canciller que se ha trasladado a Doñana para pasar un fin de semana con Pedro Sánchez, a fin de supervisar los planes acordados en Bruselas para convertir a España en el centro de refugiados de Alemania, a donde serían trasladados todos los peticionarios de asilo en Alemania que hayan entrado por España. Un panorama de degradación de la dignidad nacional, a cambio de que por unas horas Pedro Sánchez intente parecer alguien que cuenta en el concierto internacional, y siguiendo, eso sí, las órdenes recibidas de George Soros en su oscuro encuentro en La Moncloa.
La canciller alemana, Ángela Merkel, ha llegado a las 13.00 horas al Palacio de los Guzmanes, sede de la Fundación Casa Medina Sidonia en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde va a celebrar un almuerzo de trabajo con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En la entrada del Palacio de los Guzmanes Merkel y su esposo, Joachim Sauer, han sido recibidos por Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, ante la mirada de más de un centenar de curiosos, en una zona controlada por un fuerte dispositivo de seguridad.
Merkel y Sánchez han acordado, de manera genérica, ayudar económicamente a Marruecos y Túnez, sin concretar cifras. Pero, ¿de verdad esta España en condiciones de ayudar a nadie?
Durante años, la izquierda europea tuvo a la canciller alemana por su peor enemiga, y ahora la tiene como su referencia.