AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Un año de mentiras sobre los sádicos y aficionados terroristas islámicos de Ripoll

Redacción




Miguel Sempere.

Un año después de la masacre de Las Ramblas y el atentado de Cambrils descubrimos que se nos ha estado mintiendo de manera irrestricta, a través de todos los canales, La Generalitat catalana, el Ayuntamiento y la ciudad de Ripoll, con el coro de las trabajadoras sociales como plañideros, generaron un constructo imaginario para eludir responsabilidades. Esa vasta y exitosa operación de camuflaje estableció un paisaje por completo falso:

  • Los terroristas, jóvenes muy mimados por el sistema, en los que se había invertido mucho dinero del contribuyente, eran muy buenos chicos manipulados, en un auténtico lavado de cerebro, por un imán de extraordinarias capacidades seductivas.
  • Los jóvenes, así pervertidos, habían actuado con extraordinaria sagacidad, de forma que nadie había advertido ningún signo de radicalización.
  • El imán tampoco había dado ninguna muestra de su perversa voluntad, de forma que en la mezquita nadie había sido consciente de la radicalización terrorista, y vivía grandes medidas de seguridad de forma que se reunía con algunos de los terroristas en una camioneta.
  • Los jóvenes de Ripoll seguían manteniendo, después de ser unos execrables asesinos, cierto nivel de bondad natural, de forma que el objetivo social prioritario era acompañar a sus familias en el duelo y evitar que se produjera hacia ellas cualquier nivel de rechazo o eso de la islamofobia.

Esta serie de groseras mentiras, que en su conjunto componen una operación de contrainformación y que muestran la capacidad de manipulación de la tiranía mediática para imponer la mentira a la sociedad, tenían como objetivo alcanzado: a) evitar la exigencia de responsabilidad a la Generalitat, cuya policía había cometido todos los errores posibles: no sólo no se hizo una investigación rápida de la explosión de Alcanar, sino que ni tan siquiera se interrogó al superviviente; no se detectó la conformación de un grupo terrorista en Ripoll de manifiesta impericia y fallas continuas en sus sistemas de protección; b) preservar la mentira de la integración de los nous catalans y de las políticas desarrolladas de cara a esa línea: frente a esto, los niñatos terroristas se muestran con un odio islámico irrestricto hacia los españoles y hacia el mayor emblema artístico de la identidad cristiana catalana, la Sagrada Familia de Gaudí; c) evitar las responsabilidades del Ayuntamiento de Ripoll y de sus servicios sociales, que participaron en la generación de la mentira vendiendo que no hubo signos de radicalización y poniendo a las familias de los terroristas en el primer plano de la protesta.

NO TE LO PIERDAS:   El gran negocio de los falsos positivos en medicina

La realidad es sencilla y terrible:

  • El imán hablaba abiertamente en los sermones de la mezquita de que había que matar no musulmanes, como imperativo de la guerra santa (no es ninguna ascesis interior, sino asesinato y genocidio)
  • Los signos de radicalización de los terroristas fueron patentes y clamorosos durante más de un año, de forma que las familias estaban todas preocupadas, y con la certeza de que sus hijos iban a hacer algo gordo. No hubo ninguna denuncia ni aviso.
  • La comisaría de los mossos de Ripoll estuvo, a lo que se ve, de permanentes vacaciones. Sus miembros estaban afectados por una ceguera ideológica, bajo las coartadas de racismo y xenofobia, inducida por los políticos que han situado a los musulmanes como su grupo mascota.
  • Los terroristas no eran esas almas cándidas que vendieron, entre lloriqueos, las trabajadoras sociales, madres putativas, sino unos sádicos, cuya imaginación asesina iba mucho más allá que su pericia. Todo el dinero invertido en ellos a través de la educación y los servicios sociales fue tirado a la papelera.

Hay una cuestión de fondo: los terroristas tenían la nacionalidad española, pero no se sentían españoles, de hecho odiaban a los españoles, a los que querían exterminar. La nacionalidad no es un mero hecho administrativo y debe ser revisada y retirada a quienes ni son ni quieren ser españoles aunque lo pongo en un falsario documento.