AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Regreso a Ripoll: La plaga de las trabajadoras sociales

Redacción




Enrique de Diego.

Aunque el vídeo de una hora en el que los terroristas de Las Ramblas y Cambrils fueron comentando, en el chalet de Alcanar sus preparativos, se mantiene bajo llave en el Juzgado de Fernando Andreu, sin que se entiendan muy bien los motivos más allá de ocultar la realidad, se han filtrado algunas frases –“esto lo hacemos para que estallen las cabezas de vuestros hijos” o “españoles, vais a sufrir”– y una valoración general: “se regocijaban en sus planes”, indica El Confidencial. Eran unos psicópatas musulmanes.

Explosión del chalet de Alcaran.

Dicen que el vídeo es muy interesante y que servicios de inteligencia han solicitado verlo para extraer conclusiones. Sin embargo, muestra que eran tan psicópatas como incompetentes, de mente tan asesina como incapaz. Sólo la infinita torpeza mostrada por los mossos de esquadra y la muy intensa inutilidad mostrada por los responsables de las instituciones catalanas, distraídos en sus juegos florales secesionistas, y con Ada Colau sin poner bolardos, hicieron posible una masacre completamente evitable. Y también la condición de aficionados abortó los planes mucho más mortíferos que tenían: fabricaron 250 kilos de triperóxido de triacetona, TATP, que pensaban hacer deflagar junto a 106 bombonas de butano, que hubieran provocado una terrible masacre, con la obsesión de matar niños.

Chalet de Alcanar. tras la explosión. /Foto: cadenaser.com.

Los mossos no investigaron la tremenda explosión del chalet de Alcanar, cuyos destrozos dan idea de lo que pudo haber sido, relacionada con terrorismo islamista, a pesar de tener en su poder a un herido. No lo hicieron hasta después de la masacre. El imán Abdulbaki es Satty no tenía pensado participar en los atentados pero murió en la oportuna explosión, consecuencia de la absoluta falta de pericia de los psicópatas musulmanes de Ripoll.

Alcanar era la segunda residencia de los patéticos psicópatas musulmanes, pero todo el grupo provenía de Ripoll, por ironías del destino, cuna de la Cataluña cristiana. No eran unos marginales, sino unos mimados de los servicios sociales, cuyo fracaso había sido total, o su éxito, pues trabajadoras sociales y educadoras sociales tienen a los inmigrantes, especialmente a los musulmanes, como sus mascotas o sus hijos adoptivos. Sabemos lo que es una trabajadora o una educadora, pero si le añadimos social todo se difumina; son una plaga destructiva dedicada a socavar las bases de la sociedad occidental.

NO TE LO PIERDAS:   César Vidal, contra Ayanta Barilli
Imagen de Las Ramblas tras el atropello: un muerto. /Foto: enoticies.cat.

De hecho, los psicópatas musulmanes tuvieron sus plañideras. La nota la dio Raquel. Había sido la trabajadora social que había funcionado como una especie de madre putativa. «Y yo que creía que lo estaba haciendo bien, que había contribuido con mi granito de arena…» Esta incompetente proteica, esta pedazo de estúpida irrestricta, esta hipócrita sin límites, mostraba un extraño síndrome de Estocolmo que la llevó hasta la exaltación de Younes, un completo degenerado que mató a inofensivos viandantes de Las Ramblas, incluidos niños y que en su huida a asesinó a un cooperante a cuchilladas, para caer abatido como el execrable cobarde que era. «¿Cómo puede ser, Younes…? Me tiemblan los dedos, no he visto a nadie tan responsable como tú…» ¡Vaya personaje esta Raquel, de idiocia completa!

Víctimas en Las Ramblas. /Foto: lavanguardia.com.

Una mente muy perturbada, con acusados desequlibrios emocionales, algo que es habitual en ese inframundo de las trabajadoras sociales. Decía en su alucinada carta: “Permitidme contaros y enseñaros la otra cara de la moneda, la que no sale en los periódicos, la que no llora en público, la que en silencio contiene las lágrimas porque parece que esté mal visto llorar por ellos. Permitidme deciros cómo eran ellos, o al menos los niños que yo conocí. Mis pre-jóvenes del Lokal. Se me hace tan duro”.

No fue la única descerebrada camuflando su fracaso existencial, la nulidad de su función. “Eran chicos normales, de aquí, adaptados, que hablaban un catalán perfecto», explicaba Nuria Perpinyá, técnica de convivencia de Ripoll. «Younes para mí era una persona de lo más normal, era mi vecino». Además, de esa nota esotérica de que hablaban un catalán perfecto, la tal Nuria está incapacitada para cualquier labor. Cualquiera de las acepciones o estándares de normalidad no se corresponden con esos mostrencos asesinos, que regocijaban en matar niños. ¡Qué el degenerado de Younes, personaje surgido de una atávica barbarie y de un inmenso complejo de inferioridad fuera para Nuria Perpinyá de lo más normal indica su grosera estupipez! Por cierto, ¿qué es una técnica de convivencia, para qué sirve?

NO TE LO PIERDAS:   Francia se moviliza por la vida y contra los planes eugenésicos de Macron
Una madre y su hijo, muertos por el islamismo y el buenismo de Ada Colau en Las Ramblas.

Hubo más plañideras reivindicando a sus hijos putativos y todo Ripoll los lloró con impudicia para exorcizar su fracaso y se generaron alucinados imaginarios colectivos del tipo: nadie detectó ningún signo de radicalización, los pobres niños fueron manipulados por el imán. Groseras mentiras autojustificativas. Uno de los asesinos había mostrado en redes sociales que de ser nombrado tirano exterminaría a todos los no musulmanes y se quedaría con los integristas; otro ilustraba su facebook con kalashnikov, ese diablillo de Younes había abandonado las ropas occidentales para ir vestido de integrista. Nadie vio nada porque no quiso en una ceguera colectiva inducida.

La masacre de Las Ramblas fue, también, el fracaso de trabajadoras y educadoras sociales, que, en realidad, no sirven para nada, se trata de un oficio prescindible y destructivo, que debe ser erradicado:

  1. Nunca resuelven nada a los nacionales. Casi siempre les complican la vida o los destruyen.
  2. Su clientela son los inmigrantes, y especialmente los musulmanes, su grupo mascota preferido
  3. Casi nunca tienen hijos, y trasladan sus frustraciones a la función de madres putativas de los foráneos
  4. Son un oneroso lastre para el contribuyente