Yrene Callais.
Cada día que pasa, el pelele Pablo Casado, fiel seguidor de las directrices de Aznar -el peor presidente de la democracia española, y el que propició la época más corrupta, al que todos sabemos que desde hace mucho tiempo le ha dado una pájara con volver como sea- me parece más vacío de contenido. El hombre que no tenía ni una idea en la cabeza, el hombre sin ideología, pese a que algunos digan que ha vuelto a los principios; el hombre lampante por tocar poder y labrarse un porvenir, cosa que no tiene, y el hombre que casi con la muerte política en los talones, se ha lanzado al vacío de una manera desesperada como al que se le ha prendido fuego a la casa (máster y carrera falsamente convalidada) porque no es tan estulto como para saber que no tiene ni oficio ni beneficio, y que en el momio hay muchos para repartir.
El pobre chico va muy forzado y cualquiera lo comprendería si conociera a la estomagante familia política a la que ha ido a caer. En fin, la realidad supera la ficción. Ambas ramas señaladas por actividades de enriquecimiento oscuro y dudosa ética, al servicio, por cierto, del PSOE. Cosas veredes, amigo Sancho. Y tú, amiga mía, Soraya, lee con detenimiento todos mis artículos y todos mis mensajes porque a Yrene Callais no se le escapa nada. Que nadie dé por acabada a Soraya porque los muertos que vos matáis –Federico y Pedro J– gozan de buena salud.
Casado reaccionó como un niñato de cuarta, nervioso, diciendo que había una caza de brujas contra él y más bien pienso que la caza estaba dirigida contra Cristina Cifuentes, porque algo raro está pasando en la lentitud de la Justicia española a la hora de poner en claro lo que hay o no hay. Pero yo te lo voy a decir, y muy clarito. Detrás de ti sólo hay pose y postureo, pura hojarasca, puro desprecio por la gente que se levanta todos los días para ir a la Facultad o se devana los sesos estudiando, noche y día para conseguir tener una buena formación. Es muy evidente que tú no la posees y que no sabes de nada y que si has leído algo no lo has asimilado. Tú no eres más que un trepa que te metiste en la política y que pasaste de la Universidad privada, donde a cualquier niñato rico le regalan la carrera, y ni con esas diste el mínimo y de allí tuvieron que pasarte la pública –y la conozco, es muy dura o al menos lo era en mi época y no había parciales ni rollos, todo te le jugabas a una carta y a una pregunta. Pero has aprendido bien de tu amigo Adolfo Suárez Illana, que también matrimonió con una hija rica de provincias, y con el cual también tienes como punto en común el haber sido un pésimo estudiante. Ahora ya sólo te queda la pose, que no creas que no me he dado cuenta que estás estudiando el gesto torcido, las manos, la forma de vestirse, en fin, toda la gestual de Adolfo Suárez y todo su atrezzo.