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Carta al chorizo Juan Carlos de Borbón: Eres un indeseable y ojalá te pudras en la cárcel

Redacción




Enrique de Diego.

Eres la última persona a la que me gustaría dirigirme por carta en este mundo, porque eres un indeseable, pero estoy obligado por la decencia de una profesión que tú has prostituido y corrompido, como todo, en estos cuarenta años de mentiras, de fotos falsas, de una familia que ni lo es ni lo ha sido nunca, pero cuya ficción se ha mantenido mediante la persecución.

Juan Carlos de Borbón. /Foto: vigoalminuto.es

Has hecho cosas a lo largo de tu miserable vida como para pasar varias vidas entre rejas, en cadena perpetua, y algunas que en tiempos de lealtades más probadas te hubieran llevado, por alta traición, ante un pelotón de fusilamiento. Pero, a Dios gracias, nos hemos vueltos más civilizados. Desde luego la inmunidad que se te concedió, en relación con tu cargo, provocó en tu endeble moral un efecto devastador, de forma que no eres más que un saco de mierda renqueante y trajeado.

Juan Carlos de Borbón. /Foto; jornada.com.mx

La última vergüenza nacional son las grabaciones de las conversaciones de tu barragana y testaferro Corinna su Sayn-Wittgenstein, una trepa a la ínfima altura de tu bajeza borbónica. En las que te acusa:

  1. De cobrar comisiones en el AVE a La Meca. En concreto la mitad de los 100 millones abonados por empresas españolas por la adjudicación. A tu edad, con un pie en el estribo, cuando eres una de las mayores fortunas de Europa, no eres capaz de tener un final digno, sino que has tenido que seguir actuando como un personaje del hampa.
  2. De utilizar a tu barragana como testaferro, con referencia directa a un “terreno en Marrakech”, que no debe ser una pequeña parcela y que muy probablemente sea regalo de tu hermano o tu primo o esas majaderías que te has traído con la monarquía alauita, que reivindica partes del territorio español, que tú, por supuesto, estás dispuesto a entregar si la comisión vale la pena, porque si ves un billete te arrastras, majadero. Suena a corrupción y a alta traición.
  3. De tener cuentas en Suiza a nombre de tu familiar Álvaro de Orleans-Borbón. Manda huevos que un personaje abyecto como tú que vive del Presupuesto se dedique a defraudar a Hacienda. Se necesita ser degenerado.
  4. De ser testigo de tus llamadas a instituciones políticas para que contrataran con el Instituto Nòos. El que tendrías que estar en la cárcel de Ávila eres tú, pedazo de chorizo sin dignidad ninguna. Has sido más generoso con tus putas que con tus hijas, así que en vez de ser magnánimo con Cristina e Iñaki, corrompiste a éste enseñándole lo fácil que era conseguir una fortuna mediante el tráfico de influencias, arrastrando el apellido Borbón por el lodo, que está lleno de mierda.
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Ya se está tardando en llamarte a declarar. Por menos que eso, Eduardo Zaplana está en prisión preventiva en Picassent. Es un imperativo ético categórico que haya una Comisión de Investigación que ofrezca la verdad sobre tu podredumbre; esa verdad que se ha hurtado durante cuatro décadas de lacayismo infame. Aquí acierta Podemos y yerra el PSOE, que te está cubriendo –suena a eso- en la lista de defraudadores a Hacienda.

 

Es verdaderamente tremendo que tuvieran que aforarte tras tu abdicación en un evidente reconocimiento de culpa. Mira, Juan Carlos, eres tan compulsivamente chorizo que has utilizado las audiencias y las fiestas nacionales para pegar sablazos de mafioso, que los empresarios cuando te veían se echaban la mano a la cartera; que te enriqueciste con la vida y la sangre de los soldados en la guerra del Golfo; que ha habido que pagar, con el dinero de todos, con el de las pensiones, el silencio de Bárbara Rey.

Estás teniendo el final que no querías y que te mereces. Tú que lo querías todo, toda la gloria mundana, la respetabilidad social y de la historia, pues el otro día, zapeando, vi en Sálvame, que es tu nivel real, a un familia de Bárbara Rey hablando de las cintas.

Has desconvocado tu presencia en la Copa del Rey de vela por una lesión de muñeca, tu presencia en Palma y en la toma de posesión del presidente de Colombia, Iván Duque, para no ver a ningún periodista que te pregunta por tus fechorías.

Las sociedades se corrompen, como los peces, por la cabeza y tú eres el mayor chorizo de España. Muchos delincuentes que penan condena tienen mucha más dignidad que tú, y menos motivos para estar entre rejas.

Juan Carlos de Borbón con su hermano Alfonso. /Foto: caracterurbano.com.

Tu vida es un lodazal, perjuro desde el principio, traidor desde antes del minuto uno, saliendo con el rabo entre las piernas del Sáhara, entre mentiras de canalla y de cobarde. Mataste a tu hermano Alfonso el 29 de marzo de 1956, en Estoril. Ese hermano, que según el informe del historiador Jesús Pabón y Suárez de Urbina, era más espontáneo, menos retraído y de gran inteligencia, materia en la que tus carencias son manifiestas, ahí está el bodrio del libro de José Luis Villalonga. Era el preferido. Ese día había ganado la semifinal de un torneo de golf. Tú, Juan Carlos, no eras un niño para tener un accidente, eras, con 18 años, cadete de la Academia General de Zaragoza. En una mentira obscena, la embajada española emitió un comunicado que Alfonso murió por un accidente mientras “limpiaba el revólver”, un calibre 22, pero el arma lo empuñabas tú y el gatillo lo disparaste tú, y has dicho que fue mala suerte, que la bala rebotó en la pared, pero la bala entró de frente en la frente, un disparo muy certero, de los que se puede decir que son entre ceja y ceja.

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Sandra Mozarowski

En 1977, una actriz de 19 años, embarazada de 5 meses, Sandra Mozarowski que había sido tu amante y llevaba en su vientre un hijo tuyo, fue lanzada desde la terraza de su casa. Estaba intentando contar su historia y denunciarte a través de una revista italiana. Las embarazadas no se suicidan.

En el colmo de la frivolidad organizaste un golpe de Estado con tu mayordomo, Alfonso Armada, y tu amigacho, Jaime Milans del Bosch, y hubo que reírte la gracia.

Durante cuarenta años, hacerte la más mínima crítica, informar de la verdad, ha sido un deporte de alto riesgo. Un hombre honrado, una referencia de la lucha contra la corrupción, como el secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad, fue recluido durante 8 meses en una injusticia descomunal por atreverse a imputar a Cristina. Al día siguiente de publicar “La monarquía inútil” fui sentenciado a perder el trabajo y al ostracismo.

Traidor a tu padre. Momento de la abdicación de don Juan. /Foto: casareal.es.

Eres, Juan Carlos de Borbón, gentuza, escoria, verdura de las eras. Has hecho todo lo posible por destruir España montando ese engendro de las autonomías para comprar voluntades. Estuviste dispuesto a dar la independencia a Vascongadas en la Constitución. Del “todo por España” de tu padre, que sí era un patriota, entendiste “todo por la pasta”.

Tienes que declarar. Basta ya de proteger tu inmundicia. Y asumir las responsabilidades penales que correspondan, que han de ser muchas, empezando por la de ser tan incompetente y tan imbécil de poner a tu barragana de testaferro.

¡Cuánta razón tenía el malogrado general Juan Prim cuando consideraba a los borbones la peste de España y esto que, obviamente, no llegó a conocerte!