José Donís Catalá.
Seguro que han oído hablar de la serie de HBO que triunfa este año, El Cuento de la Criada. La serie se basa en el libro de la canadiense Margaret Atwood, The Handmaid’s Tale, novela que escribió para denunciar una supuesta falta de libertad en USA por capitalista y cristiana. Les resumo la serie y así se ahorran sufrimientos:
June (la criada) vive en USA en una sociedad de hombres blancos «cristianos» que hacen todas las cosas que se hacen en países islámicos. Gobiernan los clérigos, la única ley es la religiosa, no hay diferencia entre política y religión, las mujeres son esclavas, los homosexuales perseguidos, hay castigos corporales, mutilaciones… si una mujer lee, se le corta un dedo.
June huye a Canadá y encuentra al único hombre bueno, un negro musulmán.
June halla un Corán escondido, se pone culo en pompa, reza a Mahoma y ve la luz.
Fin
Margaret Atwood dice que escribió esto al llegar Ronald Reagan al poder (posiblemente el mejor presidente que ha tenido USA). Para una progre como ella, Reagan era el fin del mundo. Los de HBO decidieron rescatar esta historia con Trump, el Apocalipsis progresista. Me gustan las distopías, pero, doña Margaret: ¿por qué describe como distópico lo que es normal, lo que ocurre cada día y con muchísima mayor crueldad en medio mundo? En el mundo islámico, concretamente. ¿Y por qué los malos son cristianos? ¿Le parecen flojos los refugees welcome del Estado Islámico?
Elin Ersson es una joven sueca de 21 años, estudia para trabajadora social en la Universidad de Gotemburgo y pertenece a uno de esos grupos pro inmigración que se organizan en Facebook. Al parecer un joven afgano iba a ser deportado –desconocemos las razones– así que la activista, junto a familiares del inmigrante ilegal, compró un billete de avión y se plantó en el vuelo Gotemburgo-Estambul. Se había equivocado y su protegido no estaba allí, pero encontró a otro afgano de 50 años al que mandaban a Estambul (la UE ha pagado 6.000 millones de euros a Turquía para que acoja musulmanes). Paralizó el vuelo e hizo desembarcar al ilegal, que será enviado a Turquía en los próximos días.
https://youtu.be/CN4h4O1PVtY
Es una epidemia que afecta a mujeres europeas. No es nueva, lleva ocurriendo al menos desde mayo del 68, solo que ahora contagia masivamente a progres europeas muy feministas y muy bondadosas ellas, criadas buscando moro machote… La plaga entra en la categoría de mujeres liberadas, progresistas, clases acomodadas del primer mundo que sienten una fatal atracción por hombres peligrosos y relaciones arriesgadas.
Selin Gören es una activista pro refugiados que se define a sí misma como “socialista, anti-fascista y feminista”, se considera pro-islamista, pro-comunista, pro-feminista, pro-multicultural, pro-tolerancia… y anti-racista anti-blancos. Fue violada por tres refugiados musulmanes. Como ella es tan solidaria y tan buena criada, Selin decidió no denunciar la violación sino un robo, y decir que los ladrones no eran inmigrantes, que había de todo, dijo. Al descubrirse la verdad no tuvo otra que cambiar la denuncia… y aquí viene lo bueno: desde entonces hace vídeos pidiendo perdón a sus refugiados violadores, que no tienen culpa de nada, la culpa es de ella. Sus vídeos y página de Facebook reciben cientos de felicitaciones de otras criaditas buscando moro.
No es la actitud de una loca aislada, es una enfermedad colectiva. La diputada del Partido de la Izquierda socialista y feminista, Barbro Sörman, aseguró en su cuenta oficial de Twitter que “es normal que los refugiados tiendan a querer violar a las mujeres porque es algo cultural en sus países”. Lo malo es que un europeo viole, pero ellos no, son sus costumbres y hay que respetarlas. Hizo estas declaraciones a raíz de que surgiera la noticia de que casi un 90% de violadores en Suecia son inmigrantes musulmanes. Ha tenido que cerrar su Twitter.
Recientemente ha terminado un juicio en el Tribunal de Distrito de Blekinge. Una madre sueca de 45 años, activista pro refugiados y trabajando en un centro de acogida, cayó rendida ante los encantos de un refugiado afgano de 18 años. Se lo llevó a casa a vivir su amor. A la que el afgano se quedó a solas con la hija de 12 años, intentó violarla. La madre encubrió el asunto por miedo a que echaran al moro del país. Finalmente la niña, sobre la que continuaban los abusos, se negó a volver a casa y habló con su padre, que denunció los hechos. En noviembre, conociendo ya los abusos, la madre dijo en su grupo de Facebook a favor de refugiados afganos, que tenía un “niño” en casa y buscaba alguna otra mujer de mediana edad para quedarse al “maravilloso” violador afgano (literal, lo dice ella, “maravilloso” el moro que abusaba de su niña de 12 años).
Hay un inquietante componente racista y, sobre todo, supremacista entre estas progres europeas. Consideran que es su deber cuidar de personas a las que ven como seres inferiores, mascotas, por lo que su motor principal es el sentimiento de culpa. Solo tres generaciones separan a estas mujeres del hambre y la guerra, solo tres generaciones, pero los malos de la película son sus mayores, y ellas han venido al mundo para acabar con la injusticia.
Lauren Mann, o Laura Mann, era una joven americana de 25 años estudiante en Viena que trabajaba cuidando niños. Lauren era, también, activista pro refugiados y mediante su grupo de Facebook buscaba alojamiento para inmigrantes que fueran a ser deportados, para esconderlos de las autoridades. Y eso hizo con Abdou, de Gambia, lo metió en su propia casa, le compró ropa, le daba de comer y tabaco… hasta que Abdou la violó y asesinó.
Múnich, campo de refugiados al sur de la ciudad. Una joven alemana de 16 años se reúne con un grupo de gente pro inmigrantes y algunos refugiados. Al terminar el encuentro la joven vuelve hacia su casa acompañada de 3 demandantes de asilo afganos. La violaron detrás de un arbusto.
Esto de los grupos de Facebook tiene más peligro que Pedro Sánchez en el Air Force One. Así es como otra activista pro refugiados sueca decidió sacar de fiesta a dos afganos, para demostrar que “son gente normal”. La violaron, por supuesto, y solo pararon ante los gritos de terror cuando intentaban la puerta de atrás.
La morisma es insaciable, y no vayan a pensar que sus víctimas son solo mujeres y niñas, si es por la fuerza le dan tanto a la carne como al pescado. Karsten Nordal Hauken es activista pro refugiados del Partido Socialista de Izquierda de Noruega (SV), y decidió acoger en su casa a un joven inmigrante somalí que lo violó salvajemente. El bueno de Karsten entró en una espiral de alcohol, drogas y depresión. El somalí pasó una temporada en la cárcel y entonces sucedió lo terrible para Karsten: ¡deportaban al inmigrante! Desde entonces el noruego llora desconsoladamente, se siente culpable por haber expulsado de su país al violador. Llora, literalmente, por su violador. Patrik Liljeglod, otro que tal, es un líder municipal del Partido de Izquierda sueco. Por sus pintas e ideas se le llama “el Pablo Iglesias sueco”, dice ser “socialista, multiculturalista y feminista”, y es un tipo muy concienciado en su batalla pro refugiados. Un refugiado lo asaltó a punta de cuchillo y lo violó en plena calle. Pero Patrik tiene explicaciones para todo, el inmigrante no lo violó por ser un musulmán salido, sino porque era facha, y claro, ya se sabe, los fachan violan a izquierdistas.
Es mi opinión, muy personal, que toda esta tontería actual empezó con el Concilio Vaticano II desde 1959 y alcanzó su esplendor en la revuelta de mayo de 1968. El líder de aquella revuelta que entregó todo el poder a la derecha de Charles de Gaulle fue un pederasta confeso que aprovechó su estancia como educador en parvularios para toquetear a niños y niñas muy pequeños. Daniel Cohn-Bendit, el héroe de la progresía apodado Dani el Rojo, que actualmente es congresista del Parlamento Europeo por Los Verdes. Es entonces cuando se sentaron las bases para que los hombres fueran cada vez menos hombres, desde la estética metrosexual hasta la feminización del varón, y la hipersexualización de la infancia. En el siglo XV, Felipe I el Hermoso, marido de la Reina Juana, tenía montones de criadas conquenses. Felipe hizo construir en Toledo una torre de observación astronómica desde cuyas ventanas casi se podía ver la ciudad hoy Patrimonio de la Humanidad. Así que, cuando el monarca quería escabullirse con una criada, le proponía subir a la torre para mirar Cuenca. Hoy, las criaditas de familia bien, de sonrosados mofletes y opulentas vidas, buscan un moro que las ponga mirando a Cuenca, o a la Meca.