Editorial.
En otras ocasiones hemos criticado a Albert Rivera por su posición a favor de los ‘refugiados’, pero ante el asalto de la valla de Ceuta ha adoptado una posición patriótica. El líder de Ciudadanos ha afirmado que «la parte humana es un drama pero, políticamente, tenemos que defender nuestras fronteras. En España recibiremos a los inmigrantes legales pero es un error decir venid todo que aquí no pasa nada».
En cuanto al drama de la parte humana, toca a los gobernantes de los países de origen y a sus ciudadanos corregir sus errores. No es de nuestra incumbencia, ni de nuestra responsabilidad. Siempre es preciso blindarse ante la compasión peligrosa y desarrollar y actuar con racionalidad.
La defensa de las fronteras es una obligación y como tal debe exigirse. Hay que dejar de rendir pleitesía a absurdos complejos o a imposiciones mediáticas, un Estado soberano no puede permitir ni asaltos, mucho menos con violencia, ni desembarcos.
La cuestión de la inmigración precisa un gran debate nacional empezando por el Congreso de los Diputados, que hasta el momento vive de espaldas a la realidad.
Lamentamos que el PP no esté a la altura de las circunstancias o bien porque anda mirándose en el ombligo de Pablo Casado y repartiendo poltronas y chalecos salvavidas en el naufragio o porque no es capaz de reconocer y depurar el error de José María Aznar que fue el que empezó a debilitar las fronteras españolas.
Lo dicho: bien por Albert Rivera, pero debe exigir la comparecencia de Pedro Sánchez y de Fernando Grande-Marlaska.