Editorial.
Una corriente creciente con tendencia a hacerse mayoritaria y hegemónica ha decidido luchar por su supervivencia y enfrentarse a los designios genocidas de George Soros y sus lacayos liberales y socialistas, más destructivos y disolventes los primeros. Esa corriente que, con todos sus matices internos, se denomina identitaria está rompiendo todos los diques puestos por el sistema y venciendo a la tiranía mediática. El sistema al dictado de Soros, con un borracho infame al frente de la Comisión Europea, como Jean-Claude Juncker, está lanzando zarpazos desesperados e inmisericordes como incautarse, por la vía judicial, sin respeto a ninguna garantía procesal, de los fondos del partido de Marine Le Pen y de la Liga de Matteo Salvini. Todo es inútil porque esa corriente es de fondo, tiene fuertes fundamentos y no depende de líderes ni de siglas, sino que contiene un alto nivel ético y patriótico.
El identitarismo parte de que la virtud de la existencia de las Patrias, de la defensa de las fronteras como protección de ámbitos territoriales de libertad, de que para exista la convivencia es preciso un sentido de pertenencia, una narrativa común, una comunidad basada en regularidades comunes -como dijo el ahora pervertido Karl R. Popper– y una decisión de respeto y tolerancia hacia los tolerantes y de intolerancia hacia los intolerantes. Esa corriente va a salvar Europa y no abrigamos ninguna duda sobre ello, pues ya se ha atravesado la zona de peligro.
Cuando en el verano de 2.015. la irreflexiva inquietud de George Soros por culminar su holocausto de los europeos autóctonos –conjura secundada por liberales y socialistas, dos grupos de traidores– provocó un efecto llamada desde la Oficina de Inmigración y Asilo de Alemania rápidamente amplificada por las ONG, en toda Europa, a la presión tiránica del borracho Jean-Claude Juncker -un pelele de Soros– sólo se opuso Viktor Orban, presidente de Hungría. Su figura se eleva sobre la mediocridad de la clase política traidora europea. Sobre él calló un general linchamiento mediático y político, amenazas de expulsión de la Unión Europea, descalificaciones y anatemas. Hoy la realidad es muy otra:
- El Grupo de Visegrado, con Hungría, Polonia, República Checa y Eslovenia compone ya un dique sólido, sin fisuras, que no está dispuesto a recibir ningún inmigrante islámico, pues lo que se pretende es islamizar Europa, llevándola a una guerra étnica y religiosa.
- Todo el antiguo bloque del Este ha seguido la misma línea: Croacia, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía. También la pequeña Malta.
- El cordón sanitario ha sido roto y ahora la presidencia rotatoria de la Unión Europea la ostenta Austria, con una coalición claramente identitaria, con Sebastian Kurtz como canciller.
- El caso más llamativo y exitoso se da en Italia donde el ministro del Interior, Matteo Salvini ha adoptado una posición de firmeza ampliamente respaldada por su pueblo, que ha situado a La Liga como el primer partido en intención de voto.
- En Francia es muy sólida la posición del Rassamblement National de Marine Le Pen y en Holanda, la del Partido de la Libertad de Geert Wilders.
- En Dinamarca hasta los socialdemócratas han tomado conciencia del peligro y han roto anclas con el plan genocida de George Soros.
- En Suecia, el partido Demócratas de Suecia, y en Finlandia el de Verdaderos Finlandeses aumentan sus expectativas de votos.
- En Alemania, el partido identitario AfD ya es la tercera fuerza en el Bundestag, y la segunda en las encuestas.
- Especial relevancia tiene la fisura de Baviera donde la CSU no ha roto la coalición con Ángela Merkel pero sí con sus postulados derrotistas y entreguistas, y donde el 14 de octubre tendrán lugar elecciones que van a modificar el mapa político de toda Alemania y de la Unión Europea.
- Frente a este avance claro y liberador, las fuerzas destructivas al servicio de los dictados genocidas de George Soros están en retroceso y descomposición.
- Ángela Merkel es un cadáver político que no resistirá el embate de Baviera.
- Emmanuel Macron está en sus cotas más bajas de popularidad.
- El socialismo desaparece de Alemania e Italia.
- Partidos conservadores como el austriaco han abandonado este bando y se han pasado al identitario.
- En cuanto a España, el Gobierno de Pedro Sánchez llega a donde los demás están huyendo a la carrera y se ha comprometido a convertir nuestra nación en un gran campo de refugiados magrebíes y negros islámicos. La elección de Pablo Casado en un partido putrefacto y corrompido es un accidente irrelevante, carece de importancia. Ni él ni la otra candidata han dicho una sola palabra sobre inmigración. Ciudadanos está sometido completamente a la agenda de George Soros. No es nada alentador que el líder de Vox, Santiago Abascal hable de «puntos de encuentro» con el PP.
- El reto conseguible para las elecciones europeas es que las fuerzas liberadoras identitarias consigan la mayoría absoluta en el Parlamento Europeo. España se sumará, sin ninguna duda, a esa ola, aunque ahora no se perciba de manera clara esa orientación, pero el mismo anuncio de Matteo Salvini de una Liga de ligas, de una Liga europea resulta altamente alentador.