Virginia Montes.
Constituyen una de las mitologías más persistentes y más desenfocadas de los sectores buenistas y de las ONG. Se trata de los “menores” o “menores no acompañados”, con los que se trata de levantar un sentimiento de compasión. En realidad, son adolescentes a los que sus prolíficas familias han lanzado a la aventura europea, en el convencimiento de que serán mantenidos por los servicios sociales. Son uno de los grupos más conflictivos que terminan formando pandillas agresivas. Es lo que sucede en el distrito parisino de Goutte d’Or.
Una situación que genera fuertes tensiones en el distrito 18 de París, donde estos jóvenes se han asentado desde 2017. Los habitantes denuncian hechos «de agresión, drogadicción y prostitución«. Solo en el año 2017, se han elaborado 813 atestados policiales.
Resulta difícil identificarles, establecer comunicación con sus familias y de esa forma poder deportarlos, sacándolos de las calles. Francia ha solicitado la colaboración de la policía marroquí, que ha enviado a cuatro de sus miembros. Su misión será cuidar a los cincuenta adolescentes de entre 15 y 17 años que vienen en su mayoría de Marruecos y que están totalmente aislados y errantes. Con la ayuda de la policía marroquí, la policía intentará reducir el crimen y la «inmigración irregular en forma de crimen organizado».
En el documento que el medio Obs obtuvo, se especifica el campo de acción de los agentes marroquíes. Tendrán que «entrevistar a los menores no acompañados marroquíes y reunir la información necesaria para iniciar las investigaciones con miras a su identificación y su regreso a Marruecos«.