Enrique de Diego.
Pablo Casado es un completo fiasco. Es el viaje al vacío del centro. Reivindicar a estas alturas como referencia a uno de los mayores inútiles de la historia reciente, Adolfo Suárez, es descorazonador y penoso. Podría justificarse o entenderse como el intento de competir con Albert Rivera y opar a Ciudadanos, pero ni es lo que necesita el PP, ni mucho menos España. Buscar en Adolfo Suárez Illana -cuya aventura política naufragó en el ridículo- un plus de legitimidad es un completo disparate. Facilidad de palabra sin contenido de ideas. Verborragia emocional. Nada, por supuesto, del gran tema de la inmigración. Ninguna propuesta regeneradora, ni en lo más mínimo. A su alrededor, una colección de resentimientos, unidos más en contra que a favor. Para este viaje no se necesitan, desde luego, alforjas. Que haga la carrera como Dios manda.