Virginia Montes.
Inmigrantes africanos musulmanes se han instalado en el barrio Saint-Cyprien de Toulouse. Sus agresivos comportamientos empiezan a enfadar a los vecinos, según France 3 Occitanie. Se trata de una cincuentena de peticionarios de asilo, de los cuales 19 son niños. Sólo dos familias han recibido un permiso de urgencia. La mayoría vienen de países en paz y, por tanto, no tienen derecho alguno a recibir el asilo y, por supuesto, han entrado ilegalmente y tendrían que ser deportados.
Se han instalado en un campamento improvisado insalubre, en plena calle, y lo que pretenden es que sean los vecinos los que abandonen el barrio, para ello les tiran botellas de agua, desperdicios y les insultan. El consejo departamental, propietario de los inmuebles, ha emitido un comunicado en el que declara su intención de “usar todos los medios en derecho para poner fin a la ocupación”.
Macron ha prometido mejorar la “seguridad” y recuperar el “orden republicano” para evitar el “miedo cultural”. ¿A qué se ha querido referir? La inseguridad en Francia es real, no cultural, no es el miedo subjetivo al otro, sino una inseguridad objetiva. Francia está invadida de campamentos improvisados. A veces deambulan, como un nuevo nomadismo lumpen. Hubo que desmantelar el megacampamento de Pas de Calais. Ahora la frontera con Italia, Veintimiglia, está teniendo un proceso de degradación similar.
Parte de los inmigrantes africanos musulmanes llegados en el Aquarius están ya en París, pues provienen de países de la francofonía. Su futuro es la marginalidad, el delito y el tráfico de drogas, viviendo en insalubres y degradados campamentos improvisados en Seine-Sant-Denis de París, donde algunos cálculos sitúan en 400.000 el número de inmigrantes ilegales. Un extenso barrio en el que recalaron en los sesenta muchos españoles hasta constituir el “barrio español”, un lugar muy habitable con bares de tapas. Ahora la segunda generación tiene graves problemas con los argelinos y los “aquarius”. En junio, unidades CRS hicieron un despliegue militar para desalojar el campamento “Millenaire” (Milenario), con 1.500 habitantes. Dos semanas después, fueron desalojados otros dos campamentos, con tiendas de campaña, sin servicios. Para la Policía, Seine Sant-Denis es un barrio “podrido”. Nicolás Sarkozy, en sus tiempos de ministro del Interior, y ante los disturbios que se produjeron cuando dos jóvenes se electrocutaron cuando huían de la Policía, tildó a los vándalos manifestantes de “escoria”.
En febrero de 2.017, la quema de coches, las barricadas, las piedras lanzadas contra la Policía se reprodujeron cuando un chico negro de 22 años, Théo, afirmó haber sido agredido sexualmente en el ano con una porra extensible. En realidad, se resistió violentamente a su detención por cuatro policías. Seine Saint-Denis está considerado el lugar más peligroso de París, con altas tasas de crimen, robos, tráfico de drogas y ajustes de cuentas. El 10 de maro de 2.018, 80 inmigrantes ilegales africanos asaltaron y profanaron la bellísima catedral de Sant Denis.
Francia es una sociedad cada vez más insegura, destruida por la inmigración, mientras ese fiasco llamado Emmanuel Macron habla de «miedo cultural«.