Miguel Sempere.
Isagel Celaá, ministra de Educación y portavoz de un Gobierno sostenido por un partido con 84 diputados, ha anunciado una reforma educativa centrada en el odio a la religión. La reforma, que se llevará a cabo «de forma urgente», prevé eliminar que la asignatura de religión compute para la nota media al tiempo que impondrá obligatoriamente una asignatura de valores cívicos para formar en las estúpidas simplezas de la corrección política.
La reforma de la Lomce modificará los artículos 122, 127 y 135. Eliminará la «demanda social» de los centros concertados, de forma que no puedan aumentar el número de alumnos. Especial obsesión ha mostrado Celaá contra la educación segregada, que es testimonial, y que mantienen algunos colegios católicos. La ministra exhibió una completa mentalidad estatista al afirmar que «la concertada puede estar, y puede dejar de estar, pero la que tiene que estar es la educación pública».