Enrique de Diego.
Como sicario mediático, Eduardo Inda, eres un crack. Llevas décadas ejerciendo el oficio y se te nota pericia. No eres periodista o eres de un biotipo putrefacto, anfibio de cloaca, formado con la carroña que se encuentra entre las garras de un león muy viejo.
Naciste para triunfar y has estado siempre en el lugar correcto y en el momento idóneo para chapotear en la ponzoña. Tú última muesca, tú último trofeo ha sido Cristina Cifuentes. Donde Rajoy pone el ojo, tú pones la bala o la ráfaga. Eres su Frank Niti para los trabajos sucios. Puesto que la vía murciana estaba embarrancando hubo que recurrir a la de Chicago. Te hubieras movido con soltura en la corrupta alcaldía de “Big Bill” Thompson con John Torrio y Frank Al Capone cuando, con el dinero de los licores fuertes, se amañaban elecciones, se compraban jueces y periodistas, porque tú, Eduardo, siempre has tenido un precio.
Cristina Cifuentes no quería dimitir y Mariano Rajoy necesita los votos de Ciudadanos para aprobar los Presupuestos y seguir en Moncloa así que no sólo había que conseguir la rubia cabellera sino también demoler a la persona. Tú, Eduardo, no tienes escrúpulos, eres un histrión que gusta de los ambientes enrarecidos y de arrimarte a los poderosos porque el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Empezaste tu carrera de psicópata mediático a sueldo recalando en El Mundo de Baleares de la mano generosa de Jaume Matas, con Antonio Alemany de jefe de opinión de El Mundo y, al tiempo, de redactor de los discursos del capo balear, cobrando del fondo de reptiles, tarea por la que le cayó una condena de 2 años y 3 meses de prisión. Ahí peleas con la pandilla rival de Pedro Serra y defiendes con pasión lacaya la piscina de Pedro J Ramírez, del que ahora abominas y al que desprecias, como suele suceder con los retorcidos mayordomos cuando abandonan el servicio de sus amos caídos.
Lo tuyo son las cloacas. El comisario José Manuel Villarejo Pérez, al frente del operativo alternativo y mafioso montado por Jorge Fernández, dijo de ti, en sede judicial, que “me ha sido de ayuda en algunos trabajos”. Ahora has subido en el escalafón y ya chapoteas en la cloaca máxima, porque la operación contra Cristina Cifuentes –buena gestora y la única que en el PP demostraba vitalidad, proyecto e ideas- no ha venido de Ignacio González sino de Moncloa. Tú no das un paso, mercenario, sin que Mariano y Soraya te lo ordenen, que para eso tu digital es conocido como Ok cloacas del Estado.
Tú último crimen mediático ha sido fallido. Disparaste contra el magistrado Ricardo Javier González, el justo de Pamplona que cree y defiende la justicia independiente y la presunción de inocencia. Sacaste sus expedientes del corrompido y politizado Consejo General del Poder Judicial contra él, horas antes de que Rafael Catalá intentara denigrarlo con insidia. Una operación coordinada. Ahora te han ordenado ir a por Pablo Llarena, que tu amo Rajoy quiere rebajar tensión con los separatistas a fuerza de cesión.
Así que, como analogía, matar lo hace cualquier loco, pero sólo un artista consigue que parezca un accidente. Lo de Cristina Cifuentes ha parecido un accidente. No te has cobrado la pieza del magistrado. A ti te marcan el objetivo y te dan las armas y tú solo aprietas el gatillo.
Tú lugar adecuado y tu momento idóneo era o Chicago años 30 o España bajo Rajoy. No eres, Eduardo Inda, la gloria del periodismo, sino su miseria. Te lo dijo el maestro José María García, tras definirte como «el segundo jefe de prensa de Florentino Pérez«, «eres un abrazafarolas, un lametraserillos de tres al cuarto”