Enrique de Diego.
Éste es el momento de mayor indignidad nacional. Literalmente, Pedro Sánchez se arrastra ante Merkel, al nivel de sus calcañares, siguiendo las consignas de George Soros, que es quien manda en España, y acepta convertirse en el patio trasero de Alemania, recibiendo inmigrantes que Alemania no quiere. Se trata como objetivo político de salvar a Merkel del ultimátum bávaro de la CSU y no es un acuerdo europeo sino bilateral o bilaterales porque la ya humillada Grecia también se convierte en el receptáculo de los desperdicios.
Por supuesto, Alemania enviará a los más conflictivos, a posibles terroristas, presuntos violadores y delincuentes. En este indigno chalaneo, España entra a participar, por dinero, del tráfico de seres humanos: Berlín pagará los viajes y dará «apoyo financiero y material a España como frontera exterior de Europa», según ha explicado el lacayo Pedro Sánchez. El acuerdo es un gran triunfo para Merkel y una gran derrota para España.
Ha sido Ángela Merkel la que ha explicado este acuerdo tramposo y vejatorio: «Grecia y España están listos para volver a acoger a los solicitantes de asilo que serán detenidos en el futuro en la frontera entre Alemania y Austria por las autoridades alemanas». Es decir, Alemania va a usar a España como su campo de refugiados; lo mismo que Salvini pretendía que se hiciera en el Sur de Libia. ¡Ese es el nivel de Sánchez! Grecia también se arrastra ulcerada. A esta indigna componenda el Rey Mierdas, Pedro Sánchez lo llama «responsabilidad y solidaridad» de España. ¡Solidaridad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre! También se trasladará a España a los familiares de los demandantes de asilo que se encuentren en Alemania, dentro de planes de reunificación familiar.
El débil e inútil de Pedro Sánchez afirma que, aunque no ha hecho público el número de personas de las que se está hablando, que no son precisos cambios, que con la red de los CIE y algunas mejoras es suficiente, cuando los CIE son una gran mentira que sólo sirven para retener a los que van a ser deportados tras haber cumplido condena.
Nunca España, en toda su historia, había caído tan bajo.